Bangkok y una gran parte de Tailandia permanecerán cerradas bajo fuertes medidas durante todo agosto para hacer frente al peor brote de la covid-19 desde el inicio de la pandemia, mientras avanza lentamente la vacunación y el Gobierno intenta aplacar las críticas con leyes antibulo.
Tras lograr gestionar el primer año de la pandemia con relativo éxito, Tailandia registra una fuerte ola de contagios y fallecidos desde abril por la expansión sin control de la variante delta, que ha puesto al sistema sanitario al borde del colapso.
Esta tercera ola de la covid-19 acumula más del 95 % de los 633.284 casos registrados desde el inicio de la pandemia y suma el 98 % de los 5.168 fallecidos.
MEDIDAS PARA FRENAR EL VIRUS
Las autoridades anunciaron la noche del domingo la extensión del toque de queda nocturno y el cierre de servicios no esenciales, entre otras restricciones, ya vigentes sobre la capital y otras 13 provincias, y añadió a partir del martes a 16 nuevas regiones a la lista de «zonas bajo máximo control».
Los responsables del comité gubernamental creado para la gestión de la pandemia, encabezado por el primer ministro Prayut Chan-ocha, tienen previsto evaluar la evolución del brote y la efectividad de las medidas a mediados de mes.
Aunque una representante del organismo ya avanzó que es «muy posible» que las restricciones permanezcan hasta final de agosto «si la situación no mejora».
HOSPITALES AL BORDE DEL COLAPSO
Estas medidas tienen como objetivo principal cortar la transmisión comunitaria del virus y que se traduzca a su vez en un menor número de pacientes para aliviar la situación crítica que afrontan los hospitales, sobre todo en la capital, donde los centros sanitarios están completamente desbordados.
Algunos hospitales de Bangkok han ubicado camas para tratar a los enfermos con la covid-19 en las plantas de aparcamiento, mientras las autoridades y grupos civiles trabajan para habilitar vagones de tren en desuso y dársenas de un aeropuerto donde alojar a los enfermos con síntomas leves.
La falta de camas hospitalarias ha resultado en algunos casos en el fallecimiento de los enfermos en sus propios domicilios mientras esperaban a que estuviera disponible un espacio en los centros sanitarios, tal y como han admitido las autoridades.
LENTA VACUNACIÓN
En pleno virulento envite de la covid-19, las autoridades no logran poner a pleno funcionamiento la campaña de vacunación masiva, entre la falta de suministro de la europea AstraZeneca y el recelo de algunos tailandeses con las vacunas chinas Sinovac y Sinopharn.
Desde que se iniciara a finales de febrero el proceso de inoculación del suero contra la covid-19, solo alrededor del 6 % de la población vacunable ha recibido la pauta completa, mientras que alrededor del 21 % cuenta con al menos una dosis.
Grupos médicos han reclamado a las autoridades que aceleren la importación de fármacos con mayor efectividad, como los fabricados por Moderna o Pfizer, y que algunos hospitales privados aseguran que comenzarán a administrar a partir de octubre.
LEY ANTIBULO
Las fuertes críticas contra el Gobierno surgidas a raíz de varios errores y malentendidos durante la gestión de su campaña de vacunación y la incapacidad para frenar este brote motivó al Ejecutivo a aprobar la semana pasada una orden que prohíbe la publicación de informaciones sobre la pandemia que generen miedo entre la población, incluso aunque sean verdaderas.
La medida, que incluye penas de cárcel, ha sido muy crítica por la oposición y los medidos de comunicación que la consideran como un intento de limitar el derecho a la crítica y a libertad de expresión por parte del Gobierno, encabezado por el general que lideró el golpe de Estado militar en 2014. EFE
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