Desde que el “Estado Empresario” aumentó su presencia en la vida económica nacional, se puede demostrar cómo la crisis social fue creciendo en la medida como se desarrolló el posicionamiento público de la actividad productiva desplazando a los privados. Lo cual se puede demostrar numéricamente en: los aumento del desempleo, crecimiento vertiginoso de los niveles de pobreza y la caída del producto interno bruto. Podemos poner como ejemplo las empresas básicas en Guayana así como las tierras y empresas tomadas a privados.
VICENTE BRITO
El impacto social negativo con la estatización de las empresas básicas ha sido fuerte en la región Guayana y afectó al estado Bolívar así como a los circunvecinos: Anzoátegui, Delta Amacuro y Monagas.
Estas empresas básicas del hierro y el aluminio resultaron afectadas con caídas de producción a menos del 10% de los niveles de producción alcanzados antes de ser estatizadas, afectando a cientos de empresas privadas que prestaban servicios a ese conglomerado empresarial. Observándose como muchas de ellas desaparecieron o trabajan a mínimos históricos. Se estima que casi doscientos mil empleos desaparecieron solo en Ciudad Guayana que era la tercera ciudad del país en desarrollo y calidad de vida. Hoy presenta elevados niveles de pobreza extrema de hasta 50% y 40% en pobreza crítica. La situación de ese conglomerado empresarial público está a la vista, sus pérdidas son infinitas y requieren de aportes financieros crecientes para su sostenimiento. Anteriormente cuando estaban en manos privadas, cubrían la demanda nacional de sus productos y generaban más de 500 millones de dólares en exportaciones.
Igualmente sucede con las tierras y empresas privadas quitadas a sus propietarios, al encontrarnos con que la mayoría de ellas están abandonadas o con escasa actividad productiva. Fueron casi seis millones de hectáreas y más de cien empresas agroindustriales y de almacenajes las afectadas.
Se observa en la caída de la producción de café, azúcar, pollo, huevos, pescado, leche, carne, maíz, arroz, etc.
Vamos a mencionar algunas de ellas como:
Lácteos los Andes (la mayor procesadora de leche y jugos (cubría el 30% del consumo nacional), Granjas la Caridad ( la mayor productora de huevos y pollos cubría un 25% del consumo nacional), Central Azucarero Venezuela (producía el 15% del azúcar para consumo), hato el frío y charcote de la compañía inglesa (producían el 10% de la carne), café Fama de América y el peñón (procesaba el 20% del consumo), entre otros. En las tierras afectadas se obtenía el 50% de la producción nacional en maíz, arroz, caraota, caña de azúcar, café, fríjol, etc., cubriendo buena parte del consumo Nacional. Lo mismo sucedió con la pesca donde éramos el quinto productor de atún en el mundo y autosuficiente en el consumo de las distintas variedades de pescado, esta producción se redujo a niveles muy bajos al implementarse Alba pesca con la estatización de las empresas más importantes del sector pesca, hoy la capacidad productiva es mínima y se puede observar en el estado actual de como se encuentran esas empresas procesadoras de pescado, la flota atunera y la de pesca de altura.
Los efectos causados en 17 estados a lo largo y ancho del país como resultado de la aplicación del modelo” Estado Empresario” fue la pérdida de más de un millón y medio de puestos de trabajo directos e indirectos y elevado aumento en los niveles de pobreza. Buena parte de los técnicos y personal especializado que hacían productivas a estas empresas hoy se encuentran en otros Países. Esto demuestra de manera evidente como el proceso de estatización de las tierras y empresas privadas, son causantes de las caídas de la producción nacional y la situación de abandono y deterioro social existentes en las comunidades en las cuales se encuentran ubicadas, las cuales pasaron de ser fuentes de empleo y desarrollo a encontrarse parcial o totalmente paralizadas.
Están a la vista los efectos causados en calidad de vida, desempleo y producto interno bruto por este proceso estatizado con sus consecuencias en la crisis social que afectan a la familia Venezolana. La situación actual de cada una de estas empresas y fincas tomadas de los privados demuestran preocupantes deterioros. Los montos utilizados para mantener sus pérdidas son de decenas de miles de millones de dólares y hoy son sostenidas por el financiamiento del Banco Central con su secuela inflacionaria.
Vía La Patilla
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