Los fanáticos del fútbol iban a tener la oportunidad de ver por segunda vez en el año el clásico más importante del continente, el Brasil – Argentina, esta vez por las Eliminatorias Sudamericanas de este domingo.
Sin embargo, el encuentro quedó envuelto en un escándalo de dimensiones mundiales luego de que agentes de la seguridad sanitaria de Brasil, (lugar en el que se desarrollaba el partido) ingresaran al estadio en pleno partido para detenerlo por la presunta imposibilidad para que los jugadores del equipo que dirige Lionel Scaloni estuvieran allí.
¿Qué pasó? ¿Cómo fue el camino a este bochorno? Aquí, cinco claves para entender el papelón histórico.
1) La procedencia
Argentina arribó a tierras brasileñas el pasado viernes, luego de vencer a Venezuela en Caracas, para jugar ante Brasil por la sexta fecha de las Eliminatorias al Mundial de Qatar 2022.
La expectativa era mayúscula: se trataba del primer encuentro luego de la final de la Copa América que consagró a Lionel Messi y a la Selección por primera vez en 28 años.
Cuatro de los futbolistas del plantel albiceleste militan en el fútbol inglés. Emiliano Martínez, Emiliano Buendía, Cristian Romero y Giovani Lo Celso juegan en distintos equipos de la Premier League, una liga que hizo todo lo posible por impedir la participación de jugadores que disputaran ese torneo de clubes en sus respectivas Eliminatorias bajo el pretexto de que visitaban países incluidos en una lista llamada «zona roja» y que, en teoría, revisten mayores peligros por la situación mundial de covid.
Eso implica que, de visitar esos territorios incluidos en el listado, las personas deban hacer una cuarentena estricta de 14 días de aislamiento, lo que en realidad iba contra los intereses de esos clubes al no poder contar con sus futbolistas por varios partidos una vez que estos regresaran.
El propio Tite, entrenador de Brasil, por caso, terminó bajando de la convocatoria a nueve jugadores verdeamaerelos que participan del certamen inglés. Pero esto ya no tiene que ver con la Premier, sino con una disposición específica del país vecino, que también pone reparos a aquellos viajantes que pasaron recientemente por Gran Bretaña.
Efectivamente, con el objeto de no propagar las variantes de coronavirus que golpean en esos países, el aislamiento de 14 días es una disposición oficial. Lo mismo corre para llegados de Sudáfrica e India.
2) La ANVISA
Este ente gubernamental brasileño que cobró notoriedad a partir del escándalo es la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria. Desde dicha entidad se comunicó que “los jugadores en cuestión (Martínez, Romero, Lo Celso y Buendía) que llegaron a Brasil en un vuelo desde Caracas con destino a Guarulhos declararon no haber pasado por ninguno de los países con restricciones en los últimos 14 días”.
“El viernes, noticias no oficiales llegaron a ANVISA dando cuenta de supuestas declaraciones inverídicas presentadas por estos viajeros”. Y el texto enfatizó: “Informaciones falsas prestadas a las autoridades brasileñas pueden constituir infracciones sanitarias y violación a las leyes penales”.
Por ello, además, la Secretaría de Salud brasileña inició una investigación epidemiológica. De inmediato, la preocupación se adueñó de la delegación argentina. Ahora bien, ¿por qué entonces se terminó jugando? Sucede que ya cerca de la noche del sábado llegó la tranquilidad.
3) La intervención de la Conmebol y el ok para jugar
“Nuestros torneos se juegan bajo una burbuja sanitaria que exceptúa a las delegaciones por 72 horas de hacer cuarentena. Las Eliminatorias Sudamericanas se disputan con el mismo modelo. Les avisamos a las autoridades brasileñas y a las CBF (Confederación Brasileña de Fútbol) que son los anfitriones y tienen que garantizar que se juegue el partido”, le explicó a Clarín entonces Gonzalo Belloso, director de Desarrollo de la entidad que rige el fútbol sudamericano.
Hasta entonces, parecía estar todo en condiciones para que el clásico entre Argentina y Brasil en el estadio Neo Química Arena del Corinthians.
4) La «falsa declaración»
Aquí es donde las aguas se enturbian. Porque con todo en teoría solucionado, este domingo las autoridades sanitarias brasileñas vuelven sobre el tema de la falsa declaración. Argentina amenazó entonces con no presentarse, pero le aseguraron que no habría problema alguno.
¿La Conmebol dio un visto bueno por su cuenta que en realidad el gobierno brasileño no le había dado? ¿Fueron los funcionarios locales quienes en la tarde – noche del sábado aceptaron lo informado por la entidad para al siguiente desconocer el «acuerdo»? Al estilo del huevo o la gallina.
5) El ingreso y la locura
Habían pasado apenas cinco minutos desde que el árbitro Jesús Valenzuela diera el pitazo inicial y, de repente, la confusión sobre el césped: integrantes de ANVISA ingresaron al campo con el objeto de comunicar que los cuatro futbolistas «del escándalo» no podían ser parte del mismo.
¿La razón? Antonio Barra Torres, presidente de Anvisa, le dijo a TV Globo que «los 4 jugadores deben ser deportados de Brasil. Serán multados y sancionados por la secuencia de infracciones sanitarias. No cumplen con la normativa sanitaria brasileña».
El árbitro, entonces, decide suspender el partido. Una vez que esto estuvo resuelto, Argentina se retiró ante la certeza que le brindaron desde la Conmebol de que el juego no continuaría.
Y así se desencadenó el desastre. Crónica de un papelón ¿anunciado?
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