De cara al inicio del nuevo año escolar ahora para el mes de septiembre, Ramón Alí Contreras, dirigente magisterial del estado Mérida dijo a Radio Fe y Alegría Noticias estar de acuerdo en que los alumnos, maestros, además del personal obrero y administrativo inicien clases pero exige un plan de vacunación.
Rossana Mosquera | Radio Fe y Alegría Noticias
Sin embargo, mostró preocupación ante el retraso de la segunda dosis para los maestros, quienes deben asistir en semanas flexibles a las aulas de clases y asegura que podrían perder la primera dosis aplicada.
“Yo estoy de acuerdo en que se abran las escuelas, universidades, liceos, pero el gobierno no tiene un plan de vacunación para los padres y representantes, para la comunidad donde está la escuela, tampoco los maestros han sido vacunados en el porcentaje máximo que debe existir, muchos de los maestros fueron a vacunarse y resulta que ahora llevan 3 meses y no se sabe cuándo le irán a inyectar la segunda dosis, situación que pone en riesgo de perder la inmunidad que tienen hasta este momento”, aseguró Contreras.
Según el ejecutivo nacional pronto empezarán a vacunar a niños y jóvenes a partir del mes de octubre tras el inicio de las clases presenciales.
Salarios de docentes deben ir a la par con la inflación latente en el país
El dirigente magisterial del estado Mérida aclaró que el acuerdo docente sobre el incremento salarial, presentado y discutido por varias federaciones ante el Ministerio de Educación, debe revisarse cada dos meses para nivelarse con la inflación del país.
“Hasta el momento nos han quedado mal, el bono de transporte y alimentación que dicen que habían subido hasta ahora no nos ha llegado ni el viejo ni el nuevo, con esta gente ni buscando fiador se le puede creer”, aseguró Contreras.
El incremento del salario de los docentes quedó establecido por escalas salariales. Para un docente I sin estudios de cuarto nivel, por ejemplo, se fijó en 18 millones de bolívares. El docente II pasó a 23 millones. El docente III a 31 millones. Para el docente IV se estableció en 33 millones, y los docentes V y VI a 36 y 41 millones de bolívares, respectivamente.
No obstante, estos montos para los profesionales de la educación representan “salarios de hambre”, puesto que aseguran que no equipara la actualidad de los precios en la canasta básica, salud, transporte y otras necesidades, donde muchos de ellos no tienen ni para comer, tampoco para movilizarse diariamente a sus puestos de trabajo.
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