Hay actores que comenzaron siendo famosos a muy temprana edad, Daniel Radcliffe ha sido la cara de Harry Potter para varias generaciones de niños y no tan niños y se ha pasado la primera década de su carrera siendo el máximo protagonista de una franquicia de películas multimillonaria.
¿Es posible crecer a través de todo eso y no acabar siendo una persona disfuncional? La respuesta es sí. El propio actor explica la razón por la que no terminó torciéndose como tantos otros niños prodigio.
“La gente tenía muy pocas expectativas sobre en qué iba a convertirme en el futuro”, bromeó el actor durante una entrevista con Conan O’Brien. “A menudo me preguntan cómo he hecho para no crecer siendo un desastre. No tengo una respuesta satisfactoria a eso. Todo se reduce a mis padres. Cada vez que terminaba una película de Harry Potter se sentaban conmigo y me preguntaban si me había divertido, si estaba cómodo y si quería seguir haciendo eso. Siempre me recordaban que podía dejar de ser Harry Potter cuando quisiera, pero, por supuesto, yo quería seguir siéndolo. Mi respuesta siempre era: odio la escuela. Claro que quiero seguir haciendo esto.”
“Al final el secreto es que mis padres eran muy conscientes del estereotipo de niño prodigio que acaba hundiéndose, y al mismo tiempo eran muy conscientes del estereotipo de padres de ese tipo de niños”, continúa explicando Radcliffe. “También ayudó el hecho de que ambos conocían el mundo del cine. Mi padre ha sido agente y mi madre directora de castings.”
Pero a veces ni los padres pueden ser capaces de contrarrestar un ambiente laboral tóxico, sobre todo a tan temprana edad (Radcliffe comenzó a rodar la primera entrega de Harry Potter el 29 de septiembre del 2000, cuando solo tenía 11 años. Acudió al estreno del film con 12.). Curiosamente, el hecho de que Harry Potter fuera una franquicia tan larga fue algo que benefició al joven actor.
“Al final pasé casi diez años con el mismo equipo de actores en Harry Potter, y todos ellos permanecieron en los mismos papeles”. Radcliffe explica que eso hizo que se creara una atmósfera muy familiar durante los rodajes en la que todos los niños recibían un montón de cariño, pero también de disciplina. “Básicamente no hubieran permitido que me convirtiera en alguien terrible”, subraya.
Es difícil escapar de algo como ser Harry Potter, pero Radcliffe ha continuado su carrera eligiendo siempre papeles que lo distanciaban mucho del joven mago creado por J.K. Rowling. El actor es famoso por participar en proyectos independientes y a veces arriesgados, con películas fuera del circuito de blockbusters como Horns, Swiss Army Man, o Guns Akimbo. En más de una ocasión, Radcliffe ha reiterado su deseo de no volver a franquicias tan prolongadas como la de Potter.
Con información de Winners Circle
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