Alemania decide este jueves más restricciones contra la virulenta cuarta ola del coronavirus, entre ellas el cierre de bares y otros lugares públicos, antes de plantear una vacunación obligatoria que genera amplio consenso en el país.
Tras una primera sesión de negociaciones el martes, la canciller Angela Merkel, su sucesor anunciado Olaf Scholz y los dirigentes de las 16 regiones del país se reúnen nuevamente el jueves para pulir el arsenal de medidas.
Aunque haya mejorado tímidamente, la situación sanitaria es alarmante, con decenas de miles de contagios diarios y numerosos hospitales cerca de la saturación. La incidencia acumulada se sitúa en 439,2 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes, frente a 442,9 del miércoles y 154,5 hace un mes. En su último reporte, las autoridades sanitarias notificaron 73.209 nuevas infecciones en 24 horas y 388 muertos con o por covid-19, frente a 75.961 y 351 hace una semana, mientras la cifra de casos activos ronda los 895.300.
El contexto es complicado por el actual periodo de transición en Alemania, entre la salida de Angela Merkel que dará el jueves un discurso de despedida y la entrada de Scholz, cuya elección parlamentaria no se dará hasta la próxima semana.
Sin “vacío de poder”
Esta reunión y las restricciones impulsadas por la nueva coalición deben mostrar, según el futuro canciller, que “no hay un vacío de poder, como algunos evocan en este momento”.
El punto más delicado de la nueva ofensiva contra el COVID es la vacunación obligatoria, que podría ser decidida a partir de febrero o marzo. El socialdemócrata Scholz sorprendió al abogar por esta medida radical, ya aprobada en Austria y objeto de reflexión en el seno de la Unión Europea. Antes de final de año debe presentarse un proyecto de ley en el Parlamento, donde los diputados dispondrán de libertad de voto.
La opinión pública evolucionó significativamente sobre esta cuestión. En verano pasado, dos tercios de los alemanes eran contrarios a las vacunas obligatorias, ahora un 64% es favorable, según un sondeo de RTL y ntv.
“En principio, siempre creo que obligar es delicado. Pero pienso que estamos ya tan hundidos en la pandemia que no hay otro medio” de hacerlo, explicó a AFPTV Clara, una mujer en Berlín que no dio su apellido. “Desde el principio habría sido una buena idea”, coincidía Alicia Münch.
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