El presidente de Colombia, Iván Duque, intervino por primera vez durante todo su gobierno ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, para hablar sobre la implementación de los acuerdos de paz en el país suramericano, signado por la violencia de los grupos armados contra civiles y exguerrilleros y por el narcotráfico.
El mandatario colombiano manifestó que su Administración solicitó comparecer ante el organismo internacional, que estableció en Colombia una misión de verificación de la implementación del acuerdo de paz (firmado en 2016 ), que se mantendrá en funcionamiento hasta el 31 de octubre.
Antes de su intervención, el representante especial del secretario general de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, leyó ante el Consejo de Seguridad un informe, difundido días atrás, donde se aborda el tema de las recientes elecciones legislativas del pasado 13 de marzo y la «controversia» postelectoral «relacionada con el conteo de los votos y sus posibles efectos en la distribución de escaños en el Senado».
En el texto, el organismo se refiere a temas recurrentes en Colombia como el asesinato de líderes sociales y excombatientes acogidos al acuerdo de paz, el incremento de la violencia en las zonas rurales, el desplazamiento forzado de por lo menos 13.000 personas en lo que va de año, la presunta violación de los derechos humanos en zonas de conflicto y la necesidad de mayor actuación del Estado donde operan los grupos armados ilegales confrontados por el control territorial.
Duque y la «paz con legalidad»
Durante su discurso, Duque se refirió a los esfuerzos de su Gobierno por garantizar su enfoque de «paz con legalidad» en el país y responsabilizó al narcotráfico y a los grupos armados ilegales de la violencia.
«Colombia es un país que abraza los principios sustanciales de la paz», expresó el mandatario, quien agregó que su gestión hizo una «adaptación» de la política pública de paz para lograr «una implementación certera».
«El enfoque de la paz con legalidad es integral y mantiene una visión crítica en aras de mejorar las cosas que lo requieran», dijo Duque. Esta política ha sido cuestionada por algunos sectores que consideran que no ha atendido los problemas de fondo derivados de la poca presencia estatal en las zonas rurales, frente al incremento de asesinatos de líderes sociales y excombatientes.
Duque se refirió también a las «décadas de ignominia de la violencia de grupos armados ilegales», calificó al narcotráfico como «el peor enemigo de la paz» y manifestó que, aunque se han hecho esfuerzos de incautaciones, es necesario que los países con cifras altas de consumo sean corresponsables de esa problemática.
Del mismo modo, frente a los señalamientos de la oposición contra su Gobierno por supuestamente boicotear el proceso de desarme firmado por su antecesor, Juan Manuel Santos, dijo que en Colombia todos querían la paz.
En su intervención defendió su política de seguridad, que ha sido criticada por varios organismos de la defensa de los derechos humanos, entre ellos la ONU, y dijo que su país tiene «cero tolerancia con cualquier violación de los derechos humanos por parte de la Fuerza Pública».
Finalmente, y ante la inminencia de las elecciones presidenciales de mayo, aseguró que la paz en su país «no es un asunto ni político ni electoral ni ideológico», sino que es «un proceso colectivo de una nación y de sus instituciones».
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