El cardenal Angelo Becciu, primer purpurado que comparece ante el tribunal penal del Vaticano, se defendió este jueves en un juicio en su contra por fraude financiero y reveló un supuesto acuerdo secreto aprobado por el Papa para liberar a una monja colombiana secuestrada en Mali.
Durante dos horas y media, el cardenal italiano de 73 años rechazó las “acusaciones totalmente infundadas” que se le imputan ante el tribunal penal del Estado más pequeño del mundo, donde una decena de personas están siendo juzgadas desde julio de 2021 por fraude, malversación, abuso de poder, blanqueo de capitales, corrupción y extorsión.
El papa Francisco autorizó el gasto de hasta 1 millón de euros para conseguir la libertad de la monja colombiana secuestrada por extremistas vinculados con Al Qaeda en Mali, declaró, revelando una aprobación papal previamente secreta para contratar a una firma británica de seguridad a fin de encontrar a la monja y conseguir su libertad.
El testimonio del cardenal Angeo Becciu pudiera representar implicaciones graves de seguridad para el Vaticano y la Iglesia Católica, porque proveyó evidencia de que el Papa estaba al parecer dispuesto a pagar un rescate a extremistas islámicos por la libertad de la monja, Gloria Cecilia Narváez, liberada en octubre de 2021 tras más de cuatro años de cautiverio.
Los pagos de rescate rara vez son confirmados, precisamente para desalentar secuestros futuros, y no se sabe cuánto dinero del Vaticano, si alguno, fue a parar a las manos de los extremistas.
Becciu, que una vez fue uno de los principales asesores de Francisco como el número 2 en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, se había abstenido de declarar ante el tribunal del Vaticano por casi dos años, por razones de secreto de Estado y pontificio. Pero el jueves habló en su propia defensa luego que Francisco lo libró del requerimiento de confidencialidad, resultando en el testimonio más anticipado del largo juicio.
Becciu es una de 10 personas acusadas en el juicio por fraude en el Vaticano, que se deriva de una inversión por la Santa Sede de 350 millones de euros en una propiedad en Londres y fue expandido a otros delitos. Los fiscales han presentado cargos de defraudar a la Santa Sede de millones de dólares en honorarios, comisiones y malas inversiones.
Becciu, el único cardenal en el juicio, está acusado de desfalco, abuso del cargo y manipulación de testigos, cargos que él rechaza. El jueves, su testimonio cubrió los cargos relacionados con su relación con una especialista italiana de inteligencia que es enjuiciada también por desfalco, Cecilia Marogna.
Marogna le ha dicho a la prensa italiana que ella ayudó a negociar a nombre de la Santa Sede la libertad de católicos secuestrados en África, y percibió 575.000 euros (unos 600.000 dólares) de la Secretaría de Estado en una cuenta eslovena.
Becciu ha negado firmemente haber tenido una relación con Marogna, apodada “la dama del cardenal” por la prensa italiana.
El edificio en Londres
En el centro del juicio está la costosa compra de un prestigioso edificio en Londres como parte de las actividades de inversión de la Santa Sede, cuyo patrimonio inmobiliario es considerable.
Becciu negó cualquier uso imprudente del Óbolo de San Pedro, la gran colecta anual de donaciones dedicada a las acciones caritativas del Papa.
“No son fondos del Óbolo los que se han utilizado, sino los de la Secretaría de Estado”, dijo en referencia al gobierno central de la Santa Sede, asegurando haber “seguido las prácticas” de sus predecesores y destacando la “confianza” depositada en sus colaboradores.
A finales de enero, el Vaticano confirmó que había vendido el edificio de 17.000 metros cuadrados del número 60 de Sloane Square, en el lujoso barrio de Chelsea, cuya adquisición a un precio inflado y con una hipoteca oculta dañó gravemente su reputación.
(Con información de AP y AFP)