Cuatro días después de que una explosión accidental reventó el emblemático hotel Saratoga de La Habana, capital de Cuba, rescatistas siguieron buscando víctimas de este desastre que dejó 43 muertos, según cifras actualizadas.
AFP
«Es triste porque hay una cantidad de fallecidos muy grande», dice el actor Teherán Aguilar, de 46 años, convertido en rescatista voluntario con su casco blanco y un traje negro y amarillo.
Popular por la telenovela «Historias de Fuego», donde hizo el papel de bombero, Aguilar añade: «Es triste, porque esa manera de fallecer siempre es dolorosa, para un ser humano, porque hay niños involucrados también, incluso fallecidos», explica.
Abrazando a Yomy, su jadeante perro rescatista, un labrador de 12 años, Edel Llopiz (48) opina que «he dado mi aporte, junto con mi perro, que ha sido un gran protagonista en este batallar y en este dolor que tiene nuestro país».
«Espero que el país se levante, que nos vamos a levantar, de eso estamos seguros, que nos vamos a levantar», asegura el especialista en técnica canina.
«Es algo impactante, porque nunca había visto una cosa como esta, pero bueno, estamos ahí, tratando de sobresalir y darle a la familia (consuelo) para que tengan a sus familiares», declara por su parte el asistente de servicios necrológicos Raúl León (53), conmocionado a pesar de ser un hombre acostumbrado a lidiar con el dolor y la muerte.
El viernes 6 por la mañana, el lujoso hotel de La Habana Vieja estaba en los últimos preparativos para reabrir cuatro días más tarde tras dos años de cierre por la pandemia de covid-19. Unos 50 trabajadores se encontraban allí mientras un camión cisterna abastecía de gas al establecimiento.
De pronto, se registró una fuerte explosión y una gigantesca nube de polvo por los aires. Las cuatro primeras plantas del edificio son arrasadas y la onda expansiva lanza escombros sobre el concurrido paseo del Prado, donde está enclavado.
«Sentimos esa explosión que fue lo más grande de la vida. Yo aún estoy en shock», sostuvo María Victoria Salomón, de 60 años, maestra de una cercana escuela al hotel Saratoga.
Con la voz rajada y los ojos húmedos, Nairobi Evora (36) hace su trabajo de coordinar ambulancias especializadas de urgencias para trasladar heridos hacia los hospitales.
«Me toca de cerca, porque mi mamá trabajó muchos años aquí (en el Hotel Saratoga). Fallecieron muchos compañeros de ella y nada, lo que me toca es estar aquí y dar mi granito de arena. No pudimos salvarlos a todos, pero sí se salvaron muchos», dice.
Con su uniforme de la Cruz Roja de Cuba, Inti Guevara (50 años) lleva varios días en el lugar.
«Vamos a estar aquí hasta el último momento, que ya digan que ya no queda ninguna víctima (…) esa es la esperanza, que aunque sea la última (víctima) poderla sacar con vida», expresó.
Hasta el medio día del martes, el saldo de la tragedia contabilizó 42 muertos, entre ellos 4 niños, y 54 personas lesionadas, de las cuales 17 aún hospitalizadas.
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