Curar la música y que no se detenga el recital en Venezuela es el objetivo de los lutieres, en auge gracias al sistema gratuito de coros y orquestas, en el que están inscritas más de un millón de personas que necesitan sanar sus instrumentos después de cada concierto.
Héctor Pereira / EFE
En la actualidad, hay al menos 125 jóvenes formándose como lutieres y otros 57 ya graduados que pasan varias horas al día sacando las abolladuras de las trompetas o corrigiendo los escapes de saxofones con el propósito de devolver la vida a estos instrumentos.
El célebre Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela está impulsando el aprendizaje de este oficio en Caracas y en 7 de los 23 estados del país, en un intento por cerrar el ciclo de llenar de música a la nación caribeña, garantizar la continuidad del programa público de educación musical y brindar opciones laborales en este ámbito.
UNA LUTIER
Bárbara Molina, con 28 años, es una lutier avezada y, además, la directora de la escuela de viento de un núcleo de «El Sistema» -como es popularmente conocido- ubicado en el este de Caracas. Atrás ha dejado sus recitales con flauta transversa y, sin olvidar sus dotes, ahora pasa sus días como técnica de mantenimiento dando lecciones a los futuros lauderos.
Metida en una sala de reparación, la flautista corta y pule los repuestos de los instrumentos, hace las soldaduras del día y cambia las piezas de algún clarinete. La lutería, dice con orgullo, no conoce de barreras de género, al menos no en su escuela, donde enseña a estudiantes hombres y mujeres por igual.
Habla con satisfacción de su trabajo, que no deja de ser incesante y, en ocasiones, frenético, como cuando pasó, junto a decenas de colegas, tres días internada en la sala de máquinas hasta que completaron 340 instrumentos que sonaron junto a otros miles en noviembre pasado, cuando Venezuela ganó el récord Guiness por el concierto más grande del mundo.
INTERCAMBIO MUSICAL
Para conocer este trabajo, tres jóvenes solistas europeos recorrieron un núcleo de «El Sistema», donde pudieron ver las aulas en las que se forman los futuros lutieres y conversar con colegas músicos que están aprendiendo a dominar instrumentos, mientras se fusionan en grandes o pequeñas orquestas.
Clara Mascaró, violista española, contó a Efe que la visita al lugar ha sido «la experiencia más emocionante» que ha vivido durante sus días en Caracas.
«No lo había pensado nunca (…) que sea tan necesario arreglar instrumentos que en otros sitios los desechan, me parece extremadamente importante», dijo.
La joven de 27 años valoró como «muy alto» el nivel de sus colegas en «El Sistema» y se confesó maravillada por la forma en que aprenden la música los niños en el país caribeño.
«Me parece también muy buena idea aprender a tocar en orquesta desde pequeño. En Europa lo hacemos al revés: primero aprendemos a tocar el instrumento y después empezamos en orquesta. Creo que es un error porque al final aprender a tocar con los demás (…) es lo más divertido de nuestra profesión, compartir el arte», consideró.
PUENTE CON EUROPA
Junto a Clara, los violinistas Alcide Menetrier y Anna-Maria Toporkiewicz, de Francia y Polonia, respectivamente, compartieron con músicos venezolanos, en el marco de la visita organizada por la delegación de la Unión Europea (UE) en el país, que celebra esta semana el décimo Festival Europeo de Jóvenes Solistas.
«La idea (con los músicos europeos) es hacerles tocar, hacerles convivir, hacerles disfrutar de lo que es ‘El Sistema’. Para mí es uno de los elementos fundamentales, porque la música hermana a los pueblos», dijo a Efe el jefe de la delegación de la UE en Venezuela, Rafael Dochao.
El diplomático se mostró conmovido luego de haber recorrido el «hospital de instrumentos», como él mismo lo llamó, y después de que dos orquestas de niños y adolescentes tocaran melodías con una fuerza «impresionante».
Son «jóvenes talentos que están perfeccionando su carácter musical. Eso es crear belleza en cada rincón del país y en cada alma de cada joven venezolano», señaló.
Sobre el festival, Dochao recordó que se extenderá hasta este domingo con varios recitales en los que espera que «haya magia». «Es un auténtico puente lo que estamos haciendo cada año entre la música en Venezuela y la música en Europa», añadió.
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