La joven Miah Cerrillo, una de las niñas presentes durante la matanza en la escuela de Uvalde, en Texas, Estados Unidos, contó lo que tuvo que hacer para salvar su vida al ver la muerte de varios de sus compañeros de clase.
Al ver que el atacante salía de su aula, la pequeña con heridas en los hombros y la cabeza relató que decidió colocarse la sangre de su amigo encima para aparentar que estaba muerta y así evitar ser atacada en caso que el asesino regresara.
“Le dijo a mi maestra ‘buenas noches’ y le disparó en la cabeza. Luego disparó a algunos de mis compañeros de clase y a la pizarra (…) Cuando fui hacia las mochilas, le disparó a mi amigo, que estaba a mi lado, pensé que (el agresor) iba a volver al aula, así que cogí su sangre (del amigo) y me la puse por todas partes”, dijo a la BBC.
Al comprobar que el autor del tiroteo ya no se encontraba cerca decidió llamar a la policía para pedir ayuda.
“Agarré el teléfono de mi profesora y llamé al 911, les dije que necesitábamos ayuda, que mandaran a la policía al aula”, relató.
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Alberto News