La escasez de orientaciones clínicas actualizadas y de alta calidad para orientar la atención de los pacientes con viruela del mono puede estar obstaculizando su tratamiento eficaz y seguro en todo el mundo, según una revisión que publica BMJ Global Health.
EFE
Un equipo encabezado por investigadores británicos buscó en diversas bases de datos y eligió catorce guías de práctica clínica sobre esa infección para analizar su claridad, alcance y si incluyen las directrices clínicas internacionales disponibles sobre el tratamiento y los cuidados de apoyo de los pacientes con viruela del mono.
El estudio señala que eran de baja calidad, con una puntuación media de dos sobre siete en el sistema Appraisal of Guidelines for Research and Evaluation II (AGREE), que evalúa el rigor metodológico y la transparencia con la que se elaboran las directrices.
El equipo señaló que la mayoría de las directrices analizadas carecía de detalles, cubría un espectro reducido de temas, a menudo no estaban actualizadas y no tenían detalles suficientes.
Las directrices clínicas son importantes para informar y estandarizar la mejor atención disponible para los pacientes en todo el mundo, así como para permitir que la investigación adicional identifique nuevos tratamientos.
De las guías de práctica clínica analizadas, la mayoría se centraba en adultos, solo cinco (36%) ofrecían consejos para niños y tres (21%) para mujeres embarazadas o para personas con VIH.
Las orientaciones sobre el tratamiento se limitaban, en su mayoría, a aconsejar antivirales, pero sin detallar la dosis óptima, el momento o la duración del tratamiento. Solo una directriz ofrecía recomendaciones sobre los cuidados de apoyo y el tratamiento de las complicaciones.
Las catorce directrices recomendaban la vacunación como profilaxis posterior a la exposición, pero no todas estaban actualizadas en cuanto a las vacunas de nueva generación y las orientaciones para los distintos grupos de riesgo eran limitadas y a veces contradictorias, señala la publicación.
Los investigadores reconocen que la comprensión del virus de la viruela del mono sigue evolucionando, lo que puede explicar parte de la variabilidad de las recomendaciones que encontraron.
Pero escriben que, «incluso con una base de evidencia limitada, las directrices de gestión clínica son herramientas importantes para guiar la toma de decisiones y para reducir el riesgo de tratamientos inadecuados».
Así, la falta de claridad entre las directrices crea incertidumbre” para los sanitarios que tratan a los pacientes con viruela del mono, “lo que puede repercutir en la atención al paciente».
Este estudio, según sus autores, pone de manifiesto “la necesidad de un marco riguroso para elaborar directrices antes de las epidemias y una plataforma reconocida para revisar y actualizar rápidamente las directrices durante los brotes, a medida que surgen nuevas pruebas”.
El actual brote de viruela del mono es el primero que afecta a varios países no endémicos. El primer caso absoluto de infección humana se identificó en 1970 en República Democrático del Congo y desde entonces se había dado principalmente en países de África central y occidental.
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