La extrema derecha conquistó este domingo la tercera economía de la Unión Europea, con la histórica victoria del partido de Giorgia Meloni en las elecciones legislativas de Italia, país que por primera vez desde 1945 está a punto de ser gobernado por un líder posfascista.
AFP
La formación de Meloni, Hermanos de Italia, que proviene de la tradición neofascista, se consolidó como la mayor fuerza, pasando del modesto 4,3% obtenido hace cuatro años al 22-26%, un resultado sin precedentes, según los datos a pie de urna.
La formación posfascista supera ampliamente a sus aliados de extrema derecha de La Liga de Matteo Salvini (8,5-12,5%) y Forza Italia (6-8%) del magnate conservador Silvio Berlusconi.
Por primera vez en la historia desde la Segunda Guerra Mundial una formación neofascista va a gobernar Italia gracias a que se presentó con una coalición de derechas que obtendría en total entre el 36,5% y el 46,5% de los votos.
«Tenemos una clara ventaja tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado», se regocijó en Twitter Salvini.
El Partido Democrático (PD), principal partido de la izquierda, no consiguió movilizar al electorado para frenar el avance de la ultraderecha y tuvo que conformarse con una cifra que oscila entre el 17% y el 21%.
Los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5E) obtuvieron entre el 13,5% y el 17,5% de los votos, por debajo de su histórico puntaje de más del 30% logrado en 2018, pero mejor de lo estimado en las encuestas.
«Según los sondeos a pie de urna se trata de un resultado histórico. La coalición de derechas obtendría el mayor porcentaje en votos jamás registrado por partidos de derecha en la historia de Europa occidental desde 1945 hasta hoy», reaccionó en una nota el centro de estudios italianos CISE.
El vertiginoso ascenso de Meloni
El vertiginoso ascenso de Meloni se debe en buena parte a que fue la única que se opuso por 18 meses al gobierno saliente del economista Mario Draghi, lo que le ha favorecido para recoger el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra y las restricciones por la pandemia.
La formación fundada a finales de 2012 con ex simpatizantes de Berlusconi y figuras de la derecha neofascista superó al Partido Democrático (PD) de Enrico Letta, que pactó solo una alianza con un pequeño sector de la izquierda ecologista.
La líder postfascista, de 45 años, admiradora durante su juventud de Benito Mussolini, conocida por su lenguaje directo y eficaz desde sus años de líder estudiantil en Roma, podría convertirse también en la primera mujer que llega a la jefatura de gobierno en Italia.
Junto con sus aliados promete recortes de impuestos, el bloqueo de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, así como una ambiciosa política familiar para impulsar la tasa de natalidad de uno de los países con más ancianos en el mundo.
Un eje por una Europa soberana
La victoria de una líder antieuropeísta y nacionalista genera muchos interrogantes en Europa y cambia el rostro de Italia, ya que pondría en cuestión su posición sobre la Unión Europea, pues aboga por una revisión de sus tratados y hasta por su sustitución por una «confederación de Estados soberanos».
«En Europa todos están preocupados por Meloni en el gobierno (…) Se acabó la fiesta, Italia comenzará a defender su propios intereses nacionales», advirtió.
La representante del posfascismo, que no teme defender a una derecha pura y dura, se identifica con el lema «Dios, patria y familia», y promete luchar contra los grupos de presión gay y las «teorías de género».
«Giorgia Meloni ha mostrado el camino para una Europa orgullosa, libre y de naciones soberanas, capaces de cooperar para la seguridad y la prosperidad de todos», reaccionó en Twitter el español Santiago Abascal, del ultraconservador Vox.
La ganadora de los comicios se convierte así en figura clave para un eje radical de derechas en Europa que pasa por Suecia, Polonia y Hungría.
«Necesitamos amigos más que nunca que compartan una visión y un enfoque comunes de Europa», reaccionó un vocero del primer ministro húngaro, Viktor Orban.
El gobierno que surja de las elecciones, que tomará posesión a finales de octubre, tendrá de todos modos un camino sembrado de escollos y sin mucho margen de maniobra.
Tendrá que gestionar la crisis provocada por una inflación galopante, mientras Italia ya se derrumba bajo una deuda que representa el 150% del PIB, la más alta de la zona euro detrás de Grecia.
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