El presidente Francés, Emmanuel Macron, pidió hoy un «shock» financiero para ayudar a luchar contra el cambio climático a los países pobres y emergentes -que a menudo son los más vulnerables a sus efectos– y exigió que todos los países ricos cumplan con sus promesas de asistencia.
EFE
Durante su intervención en la asamblea de líderes de la Cumbre del Clima COP27, que se celebra en Egipto, Macron hizo un alegato por la justicia climática y defendió que la lucha contra el calentamiento global no puede ser una variable que dependa de la guerra en Ucrania o de otras circunstancias porque es una prioridad inmediata.
«La urgencia climática está aquí, no es para mañana (…) No vamos a sacrificar nuestros compromisos climáticos por las amenazas energéticas de Rusia», subrayó Macron.
En ese contexto, Macron ratificó los objetivos de Francia y de la Unión Europea (UE) para la transición energética y la descarbonización. Pero sobre todo, llamó la atención sobre la necesidad de redoblar los esfuerzos en materia de ayuda a los países de rentas bajas y medias para luchar contra los efectos del cambio climático.
La situación actual exige, según el jefe de Estado galo, «movilizar» niveles de «financiación excepcional, privada y pública», pero también cambiar las «reglas» con las que las economías de esas naciones acceden a liquidez, tanto para la mitigación como para la adaptación.
Se trataría de ir más allá de los 100.000 millones de dólares anuales consensuados en los Acuerdos de París de 2015 en ayudas en favor de los países en desarrollo para financiar su acción contra el cambio climático.
El presidente francés avanzó que, junto a la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, su Gobierno trabaja en diseñar para la próxima primavera una batería de recomendaciones para que grandes organismos internacionales (como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) tengan en cuenta las vulnerabilidades climáticas.
La lógica detrás de esta propuesta es que la crisis climática es una situación «excepcional» para muchos Estados y puso como ejemplo que para la pandemia de covid-19 los países ricos reaccionaron tomando medidas igualmente excepcionales.
En este sentido, Macron saludó el «coraje» de muchos líderes africanos, caribeños, latinoamericanos y del Pacífico, que llevan años protestando contra la injusticia climática.
Unos líderes que -contó- se quejan de que sus países han emitido menos gases de efecto invernadero en el pasado, que han tenido obstáculos para desarrollarse como querían y que van a estar afectados por las consecuencias del calentamiento global de forma más rápida. «Tienen razón», admitió el mandatario francés.
De este cambio de reglas y del cumplimiento o no de las promesas de asistencia, dijo Macron, dependerá que no se «extinga» la confianza del sur en el norte.
Unas horas después, en una conferencia de prensa, enfatizó que Europa y Japón son las únicas zonas ricas que, no solo tienen un programa interno y lo están llevando a cabo, sino que también cumplen sus compromisos de financiación internacional.
«Somos los únicos países que cumplen, es una realidad», dijo.
Esta mañana, durante un acto con jóvenes, el presidente francés ya había recriminado que las grandes potencias no europeas, en particular China y Estados Unidos (que son los dos grandes emisores de gases de efecto invernadero), no hubieran estado cumpliendo sus compromisos en esta materia.
La protección de la biodiversidad, de los océanos y de las denominadas grandes reservas vitales de carbono (espacios como los bosques primarios y selvas que de desaparecer liberarían una cantidad de carbono que provocaría un daño irreparable) fueron otros de los ejes que Macron resaltó en su discurso ante la COP27.
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