Más de 1.000 indígenas del pueblo Yanomani, muchos de ellos con cuadros graves de desnutrición, han recibido desde el último viernes atención médica de emergencia, según un balance entregado este martes por el Ministerio de Salud.
EFE
El secretario nacional de Salud Indígena del Ministerio, Ricardo Weibe Tapeba, presentó en una rueda de prensa en Boa Vista, capital del amazónico estado de Roraima, el primer balance desde que el Gobierno decretó el estado de emergencia sanitaria.
Tapeba también defendió la construcción de una nueva unidad de salud en el territorio indígena Yanomami, que vive un «escenario de guerra» en medio de la «crisis humanitaria» que afecta a los 30.000 miembros de la comunidad.
En Boa Vista, en tanto, comenzó la implementación de un hospital de campaña de la Fuerza Aérea, la única que ha conseguido llegar al territorio, para auxiliar la atención de 700 pacientes que están en la Casa de Apoyo a la Salud Indígena Yanomami en la capital regional.
Entre las otras medidas adoptadas por el Gobierno están el envío de 5.000 canastas familiares y suplementos alimentarios para niños indígenas de varias edades y la permanencia en la Casa de Apoyo y el hospital de campaña de doce profesionales de la salud.
Según Tapeba, la Policía Federal recibirá este miércoles el primer reporte de los profesionales de salud que estuvieron en el territorio indígena, en el marco de las investigaciones por «falta de atención» al pueblo Yanomani ordenadas por el ministro de Justicia, Flávio Dino.
El domingo, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó la situación de los indígenas yanomamis de «genocidio» y «crimen premeditado», del que responsabilizó de forma implícita a la Administración de Jair Bolsonaro (2019-2022).
Lula viajó el sábado al estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, para conocer in situ el grave estado en el que se encuentra el pueblo yanomami, que sufre numerosos casos de desnutrición infantil y cuadros graves de enfermedades consideradas evitables.
El Gobierno declaró «emergencia sanitaria» de «importancia nacional» en la tierra indígena Yanomami, que es la más grande de Brasil, con cerca de 10 millones de hectáreas, ante la «desasistencia» de los últimos años, y anunció que acelerará los trámites para contratar más médicos.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas estima que «al menos 570» menores yanomamis fallecieron en los últimos años «por contaminación de mercurio, desnutrición y hambre».
Según la cartera, 99 yanomamis de entre 1 y 4 años de edad murieron solo en 2022 como consecuencia de desnutrición, neumonías o diarreas vinculadas al «avance de la minería ilegal en la región», que contamina ríos y destruye la selva.
Las aldeas sufren además brotes de malaria y la violencia de los mineros ilegales, que se estiman en más de 20.000 en la tierra indígena Yanomami, situada entre los estados de Amazonas y Roraima.
Durante su gestión, Bolsonaro, quien se encuentra en Estados Unidos y tildó las denuncias de una «farsa de la izquierda», recortó el presupuesto de los órganos que combaten los delitos medioambientales y defendió la explotación de minerales y madera en reservas indígenas.
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