La Iglesia católica australiana celebró el miércoles una vigilia de oración por el fallecido cardenal George Pell, mientras víctimas de abuso sexual protestaron por su legado.
AFP
Pell murió en enero en Roma a los 81 años de edad. Considerado en su momento como la tercera figura más influyente en el Vaticano, Pell pasó sus últimos años enfrentado a denuncias de abusos sexuales y críticas por sus rígidas posturas sobre el aborto y el matrimonio homosexual.
Frente a la Catedral de Santa María de Sídney, donde sus restos eran velados antes del funeral el jueves, sobrevivientes de abusos sexuales ataron cintas a los portones, un símbolo de solidaridad con otras víctimas.
Las cintas fueron removidas repetidamente.
Pell, una figura polarizante en Australia, fue condenado por el abuso sexual de dos adolescentes en los años 1990 cuando era arzobispo de Melbourne.
Pasó 13 meses en prisión antes de que su condena fuera anulada en 2020 en apelación.
Chrissie Foster, quien durante 20 años ha hecho campaña por la reforma eclesial luego de que dos de sus hijas fueron abusadas por un sacerdote católico, señaló que Pell fue “confrontacional” y desinteresado cuando intentó hablarle de sus hijas.
“Creo que su legado es que mantuvo la (…) tradicional e incomprensible práctica de proteger a sacerdotes pedófilos y abandonar a los niños”, declaró a AFP.
“El sistema que él instaló aseguró que las víctimas continuaran sufriendo”, agregó.
Tras su muerte, el exprimer ministro y amigo de larga data, Tony Abbott, dijo que Pell había sido manchado por una “acusación monstruosa”, y que debería ser recordado como un “santo de nuestros tiempos”.
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