La escasez de alimentos ocasionada por el colapso económico de Venezuela obligó a Víctor Rojas a subirse a un autobús y cruzar la frontera con Colombia. Sin embargo, poco después de llegar, estaba asombrado.
Por Genevieve Glatsky / The New York Times
En poco tiempo pasó de estudiar música en una universidad de Caracas, Venezuela, y formar parte de orquestas a tocar el violín por propinas en las calles de Bogotá.
No obstante, a los pocos meses de llegar, recibió un permiso especial de residencia que tiene como objetivo atender a la oleada de inmigrantes venezolanos. Con el tiempo, sus actuaciones callejeras se convirtieron en presentaciones regulares en bodas y graduaciones y el permiso le permitió formalizar su creciente negocio y obtener un apoyo económico.
El programa de permisos creado por Colombia en 2021 y que recibió el apoyo de Estados Unidos, fue aclamado como innovador y generoso, en particular para un país con poca experiencia en flujos migratorios masivos y se consideró un modelo potencial para los desplazamientos a gran escala en otras regiones.
En Estados Unidos, que aportó más de 12 millones de dólares al programa, los funcionarios encargados de diseñar políticas consideraron el esfuerzo como una forma de abordar la crisis migratoria en la frontera estadounidense.
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