Más de medio millón de israelíes salieron este domingo a las calles a manifestarse tras el cese del ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien se convirtió ayer en el primer miembro del Gobierno en oponerse públicamente al avance de la polémica reforma judicial impulsada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Las manifestaciones, que según medios locales concentraron a más de 600.000 personas y podrían ser las más multitudinarias hasta el momento, tuvieron lugar en distintos puntos del país, sobre todo en las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén.
En Tel Aviv, los manifestantes bloquearon el tráfico de la principal arteria de la ciudad, portando banderas israelíes y al grito de “Democracia, democracia”.
En Jerusalén, grandes grupos rompieron uno de los cordones de seguridad en torno a la residencia del primer ministro y se enfrentaron con la Policía.
En paralelo, se registraron también multitudinarias manifestaciones de norte a sur del país, incluyendo grandes concentraciones en las ciudades de Haifa, en el norte del país, y Beer Sheva, en el sur.
A diferencia de las protestas contra la reforma judicial que tienen lugar desde hace doce semanas, habitualmente planificadas con anticipación y en coordinación con las fuerzas de seguridad, las manifestaciones de hoy fueron espontáneas.
El rechazo al despido de Gallant por parte de Netanyahu se expandió rápidamente por múltiples esferas de la sociedad israelí, incluyendo los sindicatos, que según medios locales podrían anunciar mañana una importante huelga.
Además, las universidades del país anunciaron que interrumpirán las clases a partir de mañana y un grupo de alcaldes y líderes municipales anticiparon que llevarían a cabo una huelga de hambre.
Por otra parte, el cónsul israelí en Nueva York, Asaf Zamir, anunció, poco después del cese del ministro, su renuncia a su cargo. “Tras los acontecimientos de hoy, ha llegado la hora de sumarme a la lucha por el futuro de Israel para asegurar que continúe siendo un faro de la democracia y la libertad en el mundo”, escribió a través de su cuenta de Twitter.
El ex primer ministro, Naftali Benet, también expresó su profunda preocupación por la situación y dijo que Israel enfrenta el mayor peligro desde la Guerra del Yom Kipur en 1973.
La decisión del primer ministro de cesar al titular de Defensa llegó menos de 24 horas después de que este instara públicamente a interrumpir la polémica reforma.
“Lo digo en voz alta y públicamente, por el bien del Estado de Israel y de nuestros hijos, debemos frenar este proceso legislativo”, dijo anoche Gallant durante una intervención televisada.
“Necesitamos detener las manifestaciones y protestas, y buscar el diálogo. Cualquier cosa que dañe la fortaleza del Ejército y el sistema de seguridad debe detenerse de inmediato”, agregó, en alusión al masivo movimiento popular en rechazo a la reforma y al creciente número de reservistas del Ejército que se niegan a entrenar y a servir a modo de protesta por la misma medida.
La reforma judicial, impulsada por Netanyahu y sus socios ultraderechistas y ultraortodoxos de coalición, busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería socavada.
A pesar de las críticas desde incontables sectores y de las advertencias de su impacto no solo en la separación de poderes sino también en la economía de Israel, el Gobierno continúa avanzando con algunos de los pilares de la reforma, incluyendo una ley que otorgaría control de facto al Gobierno sobre el comité de selección de jueces.
El Gobierno tiene la intención de aprobar esta última ley esta misma semana, algo que ha motivado a los organizadores de las manifestaciones a intensificar las protestas.
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