Virgin Orbit, que diseña cohetes para el lanzamiento de satélites pequeños, se declaró en quiebra acogiéndose al capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos y será puesta en venta, anunció la empresa este martes.
La medida llega después de que la compañía anunciara, la semana pasada, el despido de 675 empleados, es decir, el 85% de los efectivos de esta filial del imperio del multimillonario británico Richard Branson. Poco antes del anuncio, la empresa dijo que ponía en pausa todas sus operaciones, sin especificar por cuánto tiempo.
“Aunque hayamos realizado unos esfuerzos considerables para mejorar nuestra situación financiera y obtener una financiación adicional, tenemos que hacer lo que sea mejor para la empresa”, indicó el presidente de Virgin Orbit, Dan Hart, citado en un comunicado.
Colocarse bajo la protección de la ley estadounidense de quiebras “representa la mejor vía para identificar y finalizar una venta eficaz y optimizar el valor de la empresa”, agregó.
La empresa de Long Beach, California, dijo en su declaración de quiebra que tiene entre 200 y 999 acreedores estimados. Sus activos totales ascendían a 243 millones de dólares y su pasivo total a 153,5 millones de dólares al 30 de septiembre.
Virgin Orbit, que cotiza en la bolsa Nasdaq, fue fundada en 2017 por Branson para dirigirse al mercado de lanzamiento de pequeños satélites al espacio. Sus cohetes LauncherOne se lanzan desde el aire desde aviones de pasajeros modificados de Virgin, lo que permite a la empresa operar de forma más flexible que utilizando centros de lanzamiento fijos.
La compañía pretendía ofrecer “un método nuevo e innovador de lanzar satélites” y logró poner 33 en órbita, según Dan Hart.
Pero en enero, una misión para poner en órbita los primeros satélites desde Europa fracasó. Su cohete de 21 metros, lanzado desde un Boeing 747 frente a las costas de Cornualles (Reino Unido) no logró alcanzar su órbita a principios de enero, provocando la pérdida de los nueve satélites de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido y precipitando la caída de Virgin Orbit.
Fue un revés para el Reino Unido, que esperaba que el lanzamiento marcara el comienzo de más oportunidades comerciales para la industria espacial británica.
La empresa declaró en febrero que una investigación había descubierto que el filtro de combustible de su cohete se había desprendido, provocando el sobrecalentamiento de un motor y el mal funcionamiento de otros componentes sobre el océano Atlántico.
Por todo el mundo han aparecido proyectos de pequeños lanzadores, pero sólo uno continúa siendo operativo, el del neozelandés RocketLab.
El lunes por la noche, el título de Virgin Orbit en la Bolsa de Nueva York caía un 3%, a 19 centavos. La empresa tenía un valor de mercado de 65 millones de dólares según el precio de cierre del lunes, frente a los más de 3.000 millones de dólares de hace dos años.
Reuters informó el mes pasado que Matthew Brown, con sede en Texas, había mantenido conversaciones para invertir 200 millones de dólares en la empresa. Las conversaciones fracasaron, según dijeron fuentes a Reuters la semana pasada.
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