El conflicto iniciado hace 11 días en Sudán, que ha causado al menos 459 muertos y 4.079 heridos según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), amenaza también con tener graves consecuencias sanitarias a largo plazo debido a brotes de enfermedades y malnutrición, advirtió hoy el organismo.
EFE
«Los programas para controlar la transmisión de enfermedades como el dengue o la malaria han tenido que ser detenidos y el riesgo de brotes de diarrea es muy alto por la falta de suministro de agua potable», advirtió hoy en rueda de prensa el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Además, «debido a la suspensión de los programas de nutrición unos 50.000 niños están en riesgo», añadió el experto etíope, quien dio la bienvenida al alto el fuego anunciado por las partes en conflicto este lunes y urgió a éstas a respetarlo.
Tedros añadió que según estimaciones de expertos una cuarta parte de las muertes registradas en el conflicto podrían haberse evitado con acceso a sistemas básicos de atención a hemorragias, «pero enfermeras, paramédicos y doctores no pudieron llegar a muchos civiles heridos».
El máximo responsable de la OMS recordó que en la capital sudanesa, Jartum, el 61 por ciento de los centros médicos están cerrados, y sólo uno de cada seis opera con normalidad.
«Muchos pacientes con enfermedades crónicas, diabetes o cáncer no pueden acceder a las redes sanitarias o a las medicinas necesarias», lamentó Tedros, quien también expresó su preocupación por las 24.000 mujeres que se calcula darán a luz en las próximas semanas en Sudán, muchas de ellas sin acceso a la atención necesaria para ello.
El director general denunció que hasta 16 instalaciones médicas han sufrido ataques en el conflicto, en los que hubo al menos ocho muertos, y recordó que uno de los bandos ha ocupado el Laboratorio Público Central de Salud.
«Nos preocupa que los que ocupan el laboratorio puedan accidentalmente contaminarse con patógenos almacenados allí», reconoció Tedros.
Los combates iniciados el 15 de abril entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de apoyo Rápido (FAR) surgieron tras semanas de tensión en torno a la reforma de las fuerzas de seguridad en las negociaciones para formar un nuevo gobierno de transición.
Ambas fuerzas fueron los artífices del golpe de Estado conjunto que derrocó al gobierno de transición de Sudán en octubre de 2021.
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