Las señales se habían venido registrando por algún tiempo, en realidad. Pero si quiere definirse una fecha del divorcio político entre el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el régimen de Nicolás Maduro, esa podría ser este 1 de mayo de 2023.
«Y cuál y cuál y cuál revolución/ Si este Gobierno es hambre, miseria y corrupción», coreaban en las calles de Caracas los militantes del nonagenario PCV. El comunismo venezolano escogió la simbólica fecha del Día Internacional del Trabajador para romper con el Gobierno «del primer presidente obrero de Venezuela», como le gusta autodefinirse a Maduro.
«El Gobierno de las élites mafiosas, parasitarias y corruptas que encabeza Nicolás Maduro está jugando con fuego al negarle al pueblo trabajador la justa demanda de aumento de salarios y pensiones indexados a la canasta básica, tal como lo ordena el Artículo 91 de la Constitución», cuestionó el diputado comunista Oscar Figuera, quien es el secretario general del PCV.
El cuestionamiento de comunistas, que se fundió con el malestar social generalizado que se manifestó en Caracas y en las grandes ciudades de Venezuela este 1 de mayo, fue atizado por la ausencia de un aumento en el salario mínimo, una costumbre oficial de varias décadas en la jornada internacional en honor a los trabajadores.
El salario mínimo en Venezuela este 2 de mayo estaba en 5,25 dólares al mes (0,17 dólares por día), según la tasa de cambio del Banco Central de Venezuela, que es la oficial y por la cual se rigen las transacciones gubernamentales.
Dado que Maduro no hizo el esperado anuncio de un aumento del salario mínimo, tampoco las pensiones de los jubilados subieron en el país, puesto que están fijadas a este. Maduro sostuvo que debido a las sanciones y «al bloqueo criminal» no tenía margen de maniobra para subir los salarios.
Esto ocurre en un contexto económico en el cual, nuevamente, la inflación venezolana es la más alta del mundo, según organismos especializados la consultora global Focus Economics. Venezuela tiene un alza de precios de 261% en el primer trimestre de 2023, colocándose por encima de Zimbabue (140%) y Líbano (129%). Otro país latinoamericano, Argentina, figura en la cuarta posición mundial con 103%.
«Los anuncios presidenciales de este 1 de mayo no solo son un nuevo y descarado fraude de la cúpula del Gobierno-PSUV, sino que demuestran el carácter antiobrero y antipopular de su política», fustigó Figuera en el deslinde público con el chavismo.
El PCV respaldó a Hugo Chávez desde que este anunciara su intención de competir en las elecciones de 1998. La política del PCV fue de apoyo, pero manteniendo su independencia, siglas y mecanismos internos propios.
Cuando Chávez llamó a que todo el universo variopinto que le venía apoyando se unificara, en 2007, en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), los comunistas decidieron no unirse. Recibieron entonces una reprimenda pública.
En diversos momentos electorales, fue usual la queja del PCV de ser una suerte de convidado de piedra en las plataformas electorales y gubernamentales del chavismo. Apoyaba al chavismo, pero este no le tomaba en cuenta para estructurar equipos políticos o de Gobierno.
El punto de inflexión, sin embargo, tuvo lugar en años más recientes. Hace dos años se registró el asesinato en la zona fronteriza de un dirigente local del PCV. Dada la connivencia entre el régimen de Maduro con los grupos colombianos del ELN y las escisiones de la FARC, este como otros hechos no fue investigado ni sancionado.
Posteriormente, en las elecciones regionales de fines de 2021, el PCV denunció hostigamiento contra sedes locales suyas, en zonas rurales, por parte de civiles seguidores del chavismo. Hubo denuncias en la Fiscalía, pero el aparato judicial controlado por el régimen de Maduro no investigó ni sancionó.
En paralelo, Figuera ha devenido en una suerte de piedra en el zapato en las sesiones de la Asamblea Nacional, el Parlamento ampliamente dominado por los seguidores del chavismo y en el cual figuran referentes de una oposición sin pujanza.
La directiva parlamentaria incluso ha vetado a Figuera en el uso del derecho de palabra, para evitar que sus críticas, desde la izquierda, alcancen resonancia pública, dado que canales del Estado transmiten esas sesiones.
Otra estrategia seguida por los comunistas venezolanos ha sido denunciar al chavismo en los espacios de la izquierda internacional. Una que parece haber tomado por sorpresa a todos, incluyendo al anfitrión Partido Comunista de Cuba (PCC) tuvo lugar a fines de 2022.
Los representantes del PCV denunciaron al régimen de Maduro en La Habana, en el marco del XXII Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros que tuvo lugar en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.
«La de Venezuela es una experiencia concreta que revela los límites del progresismo», dijo en su derecho de palabra Héctor Rodríguez, del Buró Político del comunismo venezolano, para sorpresa de los asistentes al evento.
«De la política antimperialista, de nacionalización de los sectores estratégicos, de lucha contra el latifundio y de defensa de los derechos sociales y laborales, se pasó a la agenda económica neoliberal de privatizaciones, liberación de precios, devolución de tierras a los terratenientes, desregulación laboral y desmontaje de conquistas sociales», denunció Rodríguez ante los pares del comunismo internacional.
En febrero pasado, un total de 45 formaciones comunistas de todos los continentes, entre las cuales no figuró el PCC cubano ni el PCCH chileno, condenaron lo que catalogaron como un plan gubernamental para «asaltar e intervenir el Partido Comunista de Venezuela (PCV)«.
Los partidos comunistas de países europeos como España, Irlanda, Luxemburgo, Polonia, Suecia o Suiza firmaron el comunicado, así como pares latinoamericanos de Guatemala, México, y El Salvador.
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