El camionero autor del tiroteo en una sinagoga en Pittsburg el 27 de octubre de 2018 fue hallado culpable de los 63 cargos de los que se lo acusaba.
Ahora, los fiscales deberán definir su futuro, que se discute entre una cadena perpetua sin libertad condicional o la pena de muerte, apoyada por los magistrados del caso y las familias de las víctimas.
“Estoy agradecido a Dios por habernos traído hasta aquí, estoy agradecido a las fuerzas del orden que corrieron hacia el peligro para rescatarme y al fiscal federal que dio la cara en el tribunal para defender mi derecho a rezar”, dijo el rabino Jeffrey Myers, de la congregación, que sobrevivió al atentado.
A finales de octubre de 2018, Bowers ingresó en el sitio religioso con un rifle AR-15, entre otras armas, y comenzó a disparar indiscriminadamente contra todos los fieles presentes. El ataque dejó 11 muertos y siete heridos -entre ellos, cinco policías- y es considerado el ataque más mortífero contra la comunidad judía en la historia de los Estados Unidos.
“Todos estos judíos tienen que morir”, gritaba mientras disparaba sin parar.
Con este acto de terrorismo, Bowers convirtió un lugar sagrado en un “campo de caza”, eligiendo a sus víctimas por su religión, declaró la fiscal Mary Hahn antes de leer el nombre de cada una de las víctimas y pedir al jurado que “haga responsable a este acusado y lo haga responsable por aquellos que no pueden testificar”.
Antes de emitir su declaración, durante 11 días los miembros del jurado oyeron los testimonios de los sobrevivientes, en los que narraron el terror que sintieron aquel día.
Uno de los relatos fue el de Andrea Wedner que contó que fue herida en el brazo mientras que su madre, de 97 años, recibió un disparo que le provocó la muerte inmediata.
También se expuso la actividad de Bowers en redes sociales días antes del ataque, que mostraban que había publicado, compartido y dado ‘me gusta’ a diversos contenidos antisemitas y de supremacía blanca en la red social de extrema derecha Gab. Asimismo, había elogiado a Hitler y al Holocausto.
Tras considerar todas estas pruebas incriminatorias, el jurado deliberó durante cinco horas a lo largo de dos días y definió su irrefutable culpabilidad.
Bowers estuvo presente durante estas instancias del juicio y apenas reaccionó al oír los testimonios y al juez entonando docenas de veces la palabra “culpable”.
Carole Zawatsky, directora ejecutiva de la sinagoga, dijo tras conocerse la primera definición de este viernes que espera que el veredicto final y la condena proporcione a los sobrevivientes y a los familiares de las víctimas “cierto nivel de consuelo” y que “ayude a aliviar el dolor, aunque sea muy levemente”.
La siguiente fase del juicio, la de la pena, comenzará el 26 de junio y, en ella, los implicados podrán relatar al jurado el impacto que el crimen ha tenido en sus vidas.
Para esta instancia, se espera que la defensa del acusado se centre en intentar salvar su vida, justificando su accionar con un diagnóstico de esquizofrenia, epilepsia y deficiencias cerebrales. Inclusive, en el pasado, una de las abogadas, Judy Clarke, había sugerido que el ataque no estaba motivado por el odio religioso sino por una creencia delirante de que la comunidad judía estaba cometiendo un genocidio al ayudar a los refugiados a establecerse en el país.
(Con información de AP)
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