El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner, Yevgueni Prigozhin, lleva enfrentado a la cúpula del Ministerio de Defensa desde hace meses, una tensión que ha ido aumentando y que ha desembocado en una rebelión armada encabezada por este empresario de 62 años.
EFE
Pero ¿qué le ha llevado a dar este paso? Estas son las claves que explican el conflicto con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Valeri Guerásimov.
ANTECEDENTES EN SIRIA
Los roces entre Wagner y Defensa se remontan a la campaña rusa en Siria, durante la cual Prigozhin acusó en varias ocasiones a Shoigú de utilizar «métodos arcaicos».
Por su parte, el titular de Defensa ruso respondía a Prigozhin, conocido como el «chef» del presidente ruso, Vladímir Putin, por sus contratos de cáterin con el Estado, con críticas por la mala calidad de la comida suministrada al Ejército ruso en Siria.
Prigozin responsabilizó al mando militar ruso de haber atacado las posiciones de Wagner en Palmira, donde murieron tres mercenarios, y uno de los comandantes del grupo paramilitar, Andréi Bogátov, perdió un brazo.
También acusó a Moscú de haber provocado deliberadamente el fuego de la aviación estadounidense contra los mercenarios durante la batalla de Khasham, en 2018.
TOMA DE SOLEDAR
Aunque las fuerzas de Wagner, compuestas en gran medida por expresos reclutados por Prigozhin, se sumaron a la campaña ucraniana prácticamente desde su inicio, comenzaron a ganar protagonismo durante la toma de la ciudad de Soledar, en la región ucraniana de Donetsk, anexionada por Rusia en septiembre pasado.
El jefe del grupo paramilitar criticó en varias ocasiones a Defensa por no dar el crédito merecido a sus hombres por la toma de la localidad en sus partes bélicos.
De hecho, acusó a la cúpula militar directamente de «apropiarse» de los méritos de Wagner.
«Constantemente tratan de robar la victoria a los mercenarios de Wagner y hablan de la presencia de alguien que no está claro, solo para menospreciar sus méritos», señaló.
LA CARNICERÍA DE BAJMUT
Las tensiones se incrementaron durante la batalla por la ciudad de Bajmut, también en Donetsk, la más sangrienta y larga de la campaña militar rusa en Ucrania.
Prigozin echó en cara al mando militar ruso los constantes fallos en el suministro de municiones y acusó directamente a Shoigú y a Guerásimov de «traición».
Vinculó la falta de municiones a las cuantiosas bajas de Wagner y afirmó que Shoigú y Guerásimov se negaban deliberadamente a pertrechar esta formación y que responderían por ello ante las madres y esposas de los combatientes fallecidos.
Fue uno de los vídeos más sonados del jefe de Wagner, pues en él gritaba a los dos mandos militares, les insultaba y mostraba detrás de él numerosos cadáveres de supuestos mercenarios muertos en combate por la escasez de munición, según dijo en su arremetida.
LOS FLANCOS DESCUBIERTOS
A medida que los wagneritas aumentaban su control sobre Bajmut, Prigozhin pidió apoyo a Defensa para cubrir los flancos de los mercenarios ante los fuertes contraataques ucranianos en el oeste y sur de la ciudad.
El Ministerio de Defensa ruso envió, tras recibir un ultimátum del empresario, tropas regulares con este propósito, pero estas no lograron mantener todos los territorios anteriormente capturados por Wagner en los alrededores de la localidad, lo cual, una vez más, provocó la ira de Prigozin.
Ante esto, el jefe de Wagner amenazó con abandonar sus posiciones a principios de mayo, cuando el grupo paramilitar prácticamente controlaba ya casi toda la ciudad, pero accedió a continuar tras presiones del Ministerio de Defensa.
SALIDA DE BAJMUT Y CONTRAOFENSIVA UCRANIANA
Tras la toma de Bajmut a finales de mayo, Prigozhin anunció la salida paulatina de Wanger de la ciudad y su traslado a la retaguardia para recobrar fuerzas.
Durante este proceso, denunció que el Ministerio del Defensa había minado la ruta y capturó a un militar ruso presuntamente responsable de los hechos.
Ya en la retaguardia, mantuvo sus críticas al mando militar, al que acusó de no lograr contener los ataques del Ejército ucraniano y perder más de cien kilómetros cuadrados y responsabilizó al Ministerio de Defensa del alto número de bajas.
RECHAZO A FIRMAR CONTRATO CON DEFENSA
Otro de los desencuentros se debió a la negativa de Prigozhin a que los mercenarios firmaran un contrato con Defensa para subordinarse a Shoigú, tal y como decidió a principios de junio el ministro, incluso después de que Putin insistiera en este procedimiento.
El jefe del grupo paramilitar señaló que sus efectivos «no recorrerían el camino de la vergüenza».
Preguntó enfadado y con ironía a Shoigú si también los 20.000 mercenarios fallecidos solamente en Bajmut tenían que firmar un contrato.
Este mismo viernes, Prigozhin acusó al Ministerio de Defensa y al Estado Mayor de haber retrocedido en las regiones ucranianas de Jersón y Zaporiyia y de engañar al presidente ruso sobre la situación real en el frente.
Arremetió particularmente contra Shoigú, al que calificó de «abuelito tembloroso» al que habría que juzgar por la muerte de «decenas de miles de jóvenes».
REBELIÓN
Pocas horas después de estas declaraciones, Prigozhin acusó al Ejército ruso de bombardear un campamento de la compañía militar privada y prometió castigar a los culpables.
Las fuerzas de Wagner cruzaron la frontera rusa en la madrugada y tomaron la ciudad rusa de Rostov en el Don, tras lo cual columnas de esta formación partieron en dirección a Moscú para «ocuparse» de aquellos que «aniquilan» a los soldados rusos.
Dijo que «más de 100.000 soldados rusos» habían caído en combate por la falta de liderazgo de Shoigú y Guerásimov.
El presidente ruso calificó de traición la sublevación de Wagner y afirmó que los responsables pagarán por ello.
Por lo pronto, sus palabras no han sido atendidas por Prigozhin, quien afirmó que Putin «se equivoca» y que Wagner no se entregará mientras «no tenga en su poder» a los dos responsables del «caos» en Ucrania.
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