Los equipos de rescate marroquíes e internacionales siguen este jueves, seis días después del terremoto que dejó casi 3.000 muertos en el Alto Atlas, buscando posibles cuerpos entre los escombros de las casas derruidas, para cuya reconstrucción Marruecos dará ayudas directas a los afectados.
En los valles de las montañas del sur de Marrakech que se encuentran a ambos lados del epicentro, la mayoría de sus aldeanos, cuyas casas están completa o parcialmente destruidas, viven en tiendas de campaña dispuestas por las autoridades marroquíes y en algunas hechas con sus propias manos.
En el lugar están también los servicios de rescate, entre ellos algunos internacionales como la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español, que continúan trabajando para localizar cuerpos sin vida bajo las casas colapsadas.
Lo hacen sin que la temida lluvia haya hecho por el momento aparición y con la amenaza de las réplicas que se producen cada día en la zona.
Su urgencia ahora se traduce en volver a tener un hogar, algo para lo que Marruecos aprobó hoy ayudas directas de entre 80.000 dirhams (7.300 euros o 7.797 dólares) y 140.000 dirhams (12.800 euros o 13.643 dólares) para rehabilitar 50.000 viviendas dañadas total o parcialmente por el seísmo.
Lo ha hecho dentro de un plan aprobado por el rey Mohamed VI en una reunión de trabajo mantenida este jueves, en la que anunció que el plan se financiará con fondos públicos y privados y está abierto a la aportación de «países hermanos o amigos».
Dentro de ese plan, se dará especial prioridad a los huérfanos del desastre, a los que se incluirá con celeridad en el circuito de adopción y se les consideará «pupilos de la nación», lo que conlleva una serie de ayudas públicas.
LAS PRESAS, INTACTAS
La tragedia en Marruecos coincide con la que se vive en otro país del Magreb, Libia, donde un ciclón derrumbó dos presas y provocó inundaciones que mataron a al menos 7.000 personas.
En la zona del Atlas sacudida por el seísmo hay tres presas, pero el Gobierno marroquí asegura que ninguna de ellas se ha visto dañada ni por el terremoto inicial, de magnitud 6,8 a 7, ni por las réplicas posteriores.
Este mismo jueves, los habitantes de las montañas se despertaron con una réplica de magnitud 4,6, la primera que ha superado los 4,5 desde el día del terremoto, tras el que se ha producido una treintena de temblores de poca magnitud. La réplica se sintió hasta en Marrakech, a unos 80 kilómetros del epicentro.
Según militares de la UME consultados por EFE, el temblor provocó el corte de una carretera montañosa y se desconoce si hubo más daños materiales o personales.
LA UME SIGUE, LOS BOMBEROS SE VAN
Estos efectivos de la UME, que tienen su base en Amizmiz junto al resto de equipos internacionales, seguirán allí mientras sea necesario, aseguró este jueves la ministra de Defensa española en funciones, Margarita Robles, que añadió que España no ha movilizado ayuda para Libia porque no la ha solicitado.
Ante la nula esperanza de encontrar supervivientes, los bomberos desplazados desde España para colaborar en las tareas de rescate ya han regresado o planean hacerlo en las próximas horas, después de unos días de trabajo especialmente complicados en los que no han conseguido encontrar ninguna víctima con vida.
«Al ser la construcción de adobe con rocas, cuando se derrumba es como si fuese una avalancha de nieve o un corrimiento de tierra, entonces se queda una masa compacta en el suelo y debajo de eso están las personas, los animales o lo que sea. No hay hueco para respirar, no hay huecos para la supervivencia y se han quedado ahí, como enterrados vivos, es muy duro», explicó a EFE uno de estos bomberos, Jair Pereira.
Mientras, la ayuda humanitaria sigue llegando a la zona por los canales oficiales y a bordo de vehículos de todo tipo llegados de todos los rincones del país, que viajan hasta las montañas para repartirla allí.
Estos vehículos hacen todavía más difícil el acceso a las zonas afectadas, por carreteras montañosas estrechas y dañadas por el seísmo.
CAMINOS AÚN AFECTADOS
De hecho, el Gobierno marroquí sigue con los trabajos para reabrir varias vías que registraron desprendimientos, aunque asegura que las principales ya están despejadas.
El terremoto en las montañas del Alto Atlas marroquí causó además un daño importante al patrimonio histórico de la zona. Afectó a sitios históricos del país que se remontan a más de ocho siglos y algunos han quedado reducidos a ruinas, como la mezquita Tinmel, un edificio clave del siglo XII Patrimonio de la Humanidad.
El seísmo golpeó las regiones de Al Haouz, Tarudant y Marrakech, zonas de gran simbolismo histórico al ser los feudos de los imperios más importantes de Marruecos desde la Edad Media, con los Almorávides (siglo XI), los Almohades (XII) y los Saadiín (siglo XVI), que dejaron una multitud de mezquitas, edificios y kasbas (fortalezas) que resistieron al paso de los siglos, pero algunos no se salvaron del seísmo.
«El terremoto supuso un golpe profundo para Marruecos y afectó a monumentos que recuerdan una época dorada de la historia del país», lamentó a EFE Jaafar Kansoussi, especialista en patrimonio. EFE
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