Las mujeres afganas levantaron hoy la voz ante la opresión que viven desde que hace dos años los talibanes tomaron el poder, en un evento paralelo celebrado en Nueva York por las representaciones de Canadá, Indonesia e Irlanda.
EFE
La primera en hablar -mediante un vídeo en el que, por seguridad, solo se escuchaba su voz- fue una joven afgana que relató que su vida es como la de un perro que es obligado a llevar un bozal y que las mujeres en su país no son consideradas «seres humanos».
«No puedo ir a la universidad, ya no tengo objetivos», dijo la joven, quien además anotó que desde que los talibanes tomaron el país en agosto de 2021 ha intentado hasta quitarse la vida.
La realidad que viven las afganas a día de hoy se asemeja cada vez más a la época del primer gobierno talibán (1996-2001), cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pashtunwali recluyeron a las mujeres en el hogar.
Ahora en Afganistán las niñas solo tienen acceso a la educación hasta los 12 años, pues las escuelas secundarias solo están abiertas para los varones.
También desde el anonimato y mediante un video, una maestra del país rogó a los asistentes que apoyen y luchen por una educación para las mujeres y para asegurar, que al igual que los niños, las afganas un día también lleguen a ser médicas, ingenieras, gerentas o abogadas.
Rosemary DiCarlo, secretaria General Adjunta y jefa del Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz (DPPA), señaló en este evento paralelo a la Asamblea General que la Misión de la ONU «ha documentado arrestos y detenciones arbitrarias de periodistas y activistas, muchas de ellas mujeres».
«También se ha denunciado un uso desproporcionado de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad contra mujeres que encabezaron manifestaciones pacíficas», recalcó.
DiCarlo señaló que Afganistán no puede «desarrollarse sin las contribuciones económicas, políticas e intelectuales de más de la mitad de su población».
El primer ministro de asuntos exteriores de irlanda, Micheál Martin, dijo que a través de más de 50 órdenes y restricciones «los talibanes han sacado sistemáticamente a mujeres y niñas de la vida pública» y que a las mujeres afganas no sólo se les prohíbe asistir a la universidad, sino también viajar para ejercer su derecho a la educación en el extranjero.
«No podemos alcanzar los objetivos de la agenda 2030 (de los objetivos sostenibles) mientras que las mujeres y niñas afganas sigan excluidas de la vida pública, económica y política», recalcó.
Mientras que la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, subrayó que la comunidad internacional «necesita hacer más» de lo que hace para cambiar esta situación.
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