Este viernes, tras ser liberado, Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, habló por primera vez de lo que vivió en el secuestro del que fue víctima por parte de la guerrilla del ELN. Desde su casa, en Barrancas, La Guajira, el papá del delantero de la Selección Colombia y el Liverpool, reflexionó sobre la situación que vivió.
‘Mane’ Díaz, como es conocido popularmente, aseguró que no se pagó dinero por su rescate. En un principio creyó que sus secuestradores iban a exigir una alta suma para dejarlo libre, pero durante los doce días que estuvo privado de la libertad no se hizo ninguna petición monetaria a su hijo o a sus familiares.
“No hubo ofrecimiento de recursos, no hubo necesidad, todo se hizo por lo legal, gracias a Dios. No hicieron pedido de ningún recurso. Se pensaba en eso, pero no se dio, de eso no puedo decir que se dio, porque no fue así”, enfatizó el padre del delantero.
Por el momento, según reseñó, no tiene contemplado salir del país pese a lo que le ocurrió. Frente a esto, confía en que el Gobierno le brinde protección y seguridad.
El padre del futbolista no sabe cuáles fueron los motivos por los que fue secuestrado. “No tengo problemas familiares con nadie, nunca he tenido un problema. Soy una persona luchadora, trabajadora, de esfuerzo, sacrificio. Con fe, con esperanza y con un futuro hermoso. Pero en realidad no hay razón, no hay razón para mi secuestro”.
En la rueda de prensa, en la que siempre estuvo acompañado de su esposa, Cilenis Marulanda, recordó cómo fueron los días en los que estuvo en cautiverio. “Los primeros dos o tres días sufrí por cuestiones del alimento. Luego sentí un cambio a los tres días cuando pareciera que ya estaba en manos del ELN y ya me hablaban y trataban diferente. En realidad, no tengo quejas por ningún lado, me sentí presionado por las caminatas, no sabía dónde estaba”.
Haciendo memoria, recuerda que estuvo muy cerca de la frontera con Venezuela. Esta certeza llegó debido a que conoce muy bien el lugar desde niño, puesto que sus padres lo llevaban. “Yo había estado en la montaña con mis viejos, he sido un tipo de monte, pero era una historia diferente de ayudar a papá, a sembrar, y esas cosas”.
Recordó que estuvo en cabalgata, con bastante lluvia y “demasiada plaga”. Las noches eran demasiado largas y no podía dormir por la incertidumbre. “Casi doce días sin dormir pese a que el trato fue bueno, pues no me sentía cómodo, extrañaba a mi familia, mis hijos, mi padre, mis hermanas, el pueblo, los amigos que le gritan a uno ‘profe’, mis alumnos, todo”.
Las jornadas, reseñó, fueron extensas en la Serranía del Perijá. “Caminaba mucho, descansaba poquito (…) conocí una montaña que nunca había conocido. Ahora no quiero que nadie pase por esas montañas en la situación en la que yo andaba, que si algún día volvemos a pasar por ahí sea agarrados de la mano con un letrero que diga ‘paz y libertad’”.
Igualmente, les envió un mensaje a todos los protagonistas del conflicto armado en Colombia. “Que nos dejen tranquilos, podamos andar confiados, que podamos tener un futuro elegante; que todos aquellos que hagan esfuerzos, de sentirse bien, cómodamente con su familia, pues que trabajemos adelante y que la paz salga adelante”.
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