El Gobierno conservador griego planea conceder permisos de residencia y trabajo a unos 30.000 inmigrantes irregulares -que han residido en el país al menos tres años- para hacer frente a la escasez de mano de obra, según una enmienda presentada este lunes en el Parlamento.
EFE
«Tenemos un problema de reducción de la fuerza laboral en nuestro país», señaló el ministro de Migración, Dimitris Keridis, quien añadió que el desarrollo de la economía griega corre el peligro de ralentizarse si no se conceden estos permisos.
Las condiciones para trabajar de forma legal en Grecia son haber residido en el país siete años, mientras que ahora será posible con tres, no haber cometido ningún delito penal y presentar una oferta de trabajo.
Según la prensa local, faltan unos 70.000 trabajadores en los cultivos de frutas, hortalizas y olivos, así como en la ganadería, mientras que también hay miles de puestos de trabajo vacantes en los sectores del turismo y la construcción.
Según señaló el ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, a la televisión privada SKAI, la legalización de estos inmigrantes contribuirá también a combatir el trabajo no declarado.
No obstante, ambos ministros señalaron que el Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis seguirá adoptando una «estricta pero justa» postura en migración y la protección de las fronteras.
Se espera que la enmienda sea sometida a votación este miércoles y, con toda probabilidad, aprobada, ya que Nueva Democracia, el partido de Mitsotakis, tiene mayoría absoluta en el Parlamento.
Grecia es uno de los principales destinos de entrada de los refugiados que quieren llegar a la Unión Europea (UE).
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), casi 45.000 personas llegaron a Grecia desde Turquía en lo que va de año, con datos del 10 de diciembre, más del doble que los algo menos de 19.000 de 2022.
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