Un plan para matar a Nicolás Maduro y acabar con su gobierno. Ese sería el objetivo de la Operación Brazalete Blanco, denunciada días atrás por el fiscal general, Tarek William Saab, y que involucraría a una serie de figuras de la disidencia del país, entre ellos el militar retirado Ronald Ojeda Moreno, quien fue secuestrado en Chile la madrugada del martes.
Por Versión Final
La primera alarma fue lanzada el pasado 23 de enero, cuando el gobierno venezolano publicó un listado de 33 militares «traidores a la patria», que incluía a Ojeda. Todos ellos, explicó el Ministerio de Defensa, fueron degradados y expulsados del Ejército, aunque varios ya habían sido separados de la entidad hace años.
Según un comunicado del ministerio, los uniformados estaban «implicados en conspiraciones mediante la planificación de acciones criminales y terroristas para atentar contra el sistema de gobierno legítimamente constituido, las autoridades e instituciones del Estado y el pueblo venezolano, contemplando, incluso, el asesinato del primer mandatario nacional, todo lo cual representa actos de traición a la patria».
En el caso de Ojeda, formaría parte del plan Brazalete Blanco, que fue revelado tras la detención de la activista venezolana y experta en temas militares Rocío San Miguel, el pasado 9 de febrero. La directora de la ONG Control Ciudadano es acusada de «entregar información» de sistemas de defensa militar a «potencias extranjeras».
En total, dijo el fiscal Saab, van 19 personas encarceladas por esta trama, mientras otras 15 estaban con orden de arresto, apuntó Infobae.
El fiscal Saab expuso ante la prensa mapas y computadores incautados y mostró fragmentos de una «orden de operación» confiscada a un militar detenido, acusado también de participar en el plan de magnicidio, en los que «aparece mencionada explícitamente Rocío San Miguel».
Según esos extractos, San Miguel debía hacer «enlaces» con medios de comunicación para divulgar «avances de la operación», generar «afinidad comunicacional con la población militar» y «coordinar» la defensa de oficiales involucrados a través de la ONG que dirige, Control Ciudadano, especializada en temas relacionados con la Fuerza Armada.
Los mapas incautados en un allanamiento a la vivienda de San Miguel tenían sedes militares «demarcadas», subrayó Saab. Uno de los abogados de la defensa, Joel García, informó aquel día que esos mapas eran usados por ella cuando daba clases en institutos militares y que databan de finales de la década de 1990.
Asimismo, el fiscal acusó a la activista de recibir «pagos» de «una trasnacional petrolera» que no mencionó y de actuar como «agente» de embajadas extranjeras.
«Es delicado tener como fachada una ONG como la Cruz Roja, entre otros organismos de DD. HH., para presuntamente luego proteger la dignidad humana de quienes practican acciones terroristas», aseguró Saab.
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