Rusia abogó este miércoles en Naciones Unidas por terminar con el aislamiento del régimen talibán afgano, que desde su toma del poder en agosto de 2021 sigue sin tener reconocimiento internacional ni asiento en la ONU.
En una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a estudiar la situación en el país asiático, la representante adjunta de Rusia Anna Evstigneeva insistió en que el régimen talibán en el poder en Afganistán tiene un gran interés en reforzar la cooperación regional y en estrechar contactos con varios actores internacionales y agencias de la ONU.
Sin embargo, lamentó que existan «donantes occidentales que persiguen sus estrechos intereses», algo de lo que la ONU «no saca el menor beneficio».
«Lo que es objetable son los intentos de varios países occidentales de reducir el nivel de asistencia poniendo condiciones», dijo la representante rusa, en alusión a la exigencia al régimen talibán de que reviertan todas las medidas de discriminación de la mujer en las universidades y las escuelas, en el ámbito laboral y en el espacio púbico en general.
«Hace falta dejar de politizar la asistencia humanitaria -insistió la diplomática-. La estabilidad de la región depende de ello, pero construir una paz duradera es imposible sin interactuar con las autoridades ‘de facto’ en una variedad de asuntos. Y no hay alternativa a esto», zanjó.
En un tono más moderado, el representante adjunto de China, Geng Shuan, también criticó en parte las medidas adoptadas por la comunidad internacional contra los talibanes, y en concreto la congelación de los bienes del país en el extranjero y la prohibición de viajar a numerosos dirigentes talibanes.
El Consejo de Seguridad, dijo Shuan, «debe hacer ajustes al régimen de sanciones y aplicar excepciones a la prohibición de viaje a los dirigentes afganos. Las sanciones unilaterales impuestas a Afganistán por países importantes deben terminar, y sus bienes en el extranjero retornar inmediatamente (a Afganistán)», expresó.
La particular situación del régimen afgano hace que el asiento en la ONU esté ocupado por un representante del régimen depuesto hace ya dos años y medio; así, no es de extrañar que este último, el embajador interino Naser Ahmad Faiq, se haya mostrado contrario hoy ante el Consejo de Seguridad a toda normalización con el régimen.
«No deben hacerse concesiones a (un régimen que) institucionaliza la discriminación sistemática y extensa basada en el género y las políticas de apartheid (…). Al pueblo de Afganistán le preocupa la normalización y legitimación de los talibanes sin ninguna demostración mesurable e independiente de la situación de derechos humanos», advirtió el diplomático, que en realidad vive en el exilio. EFE
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