En los últimos años, el tema del avistamiento OVNI (objetos voladores no identificados) ha dado mucho de qué hablar en el mundo. De hecho, en julio del 2023 en el Congreso de Estados Unidos se habló por primera vez públicamente de este asunto, debido a los avistamientos reportados por pilotos y ex militares del país.
Colombia no ha sido ajena a esta situación, incluso se han hecho virales videos e imágenes de pilotos que han avistado estos objetos sobrevolando el territorio. Incluso, hace pocos días fue viral un video subido a redes por el artista J Balvin en el que se observa un supuesto ovni.
Aunque se trata de un tema controversial que muchos atribuyen a fenómenos astronómicos, drones o al adagio popular y leyendas urbanas, lo cierto es que son varias las regiones del país donde se cuentan historias alrededor de ovnis, naves espaciales y sus supuestos tripulantes.
La Peña de Juaica
Cundinamarca es uno de los departamentos donde más casos o historias de avistamientos se reportan. La Peña de Juaica, localizada a una hora de Bogotá, entre los municipios de Tenjo y Tabio, es uno de estos lugares reconocidos por su energía misteriosa y presuntos avistamientos paranormales.
Ufólogos y aficionados a este tema desde hace cuatro décadas han relatado encuentros con ovnis y abducciones, lo cual también ha generado un flujo constante de turistas y aficionados a la Peña.
“La montaña de la Peña de Juaica es una formación rocosa de más de 3.200 metros de altura, ubicada en La Sabana de Bogotá, que colinda con los municipios de Tenjo, Tabio y Subachoque. Si uno va a Tabio y habla con 10 personas, por lo menos unas seis van a decir que han tenido encuentros con ovnis o que han visto luces extrañas”, aseguró Alejandro Montoya, habitante de Tabio, productor audiovisual e investigador paranormal.
De acuerdo con Montoya, Juaica es catalogado como un “punto caliente” de avistamientos ovnis en Colombia y Suramérica, lo que ha provocado que diferentes investigadores de cadenas como History Channel se hayan desplazado hasta esta zona para intentar grabar algún avistamiento.
El desierto de la Tatacoa
Otro punto donde muchos colombianos han reportado encuentros con ovnis es el desierto de La Tatacoa, en Villavieja, Huila.
“En el desierto hay una tradición de ir a ver las estrellas desde hace 100 años, porque el cielo carece de nubosidad durante parte del año, ya que no había pueblos cercanos. Ahora no es así por la contaminación lumínica, pero los astrónomos iban mucho allí y empezó a crearse como una cultura ovni. De hecho, se construyó un ovnipuerto allá. Fueron dos ufólogos antioqueños creyentes de esos fenómenos quienes lo construyeron. Se trata de un círculo grande con tres círculos pequeños y en teoría esos círculos atraerían energéticamente a los ovnis”, explicó el antropólogo, escritor y periodista de temas paranormales, Esteban Cruz Niño.
Según Cruz Niño, para la construcción de este sistema, Alfredo Agudelo y José Antonio Londoño habrían gastado un valor aproximado a los 10 millones de pesos y utilizado como material principal piedras blancas como símbolo de pureza. Del mismo modo, reveló que dichas personas también realizaban una especie de rituales para atraer la visita de supuestos seres de otros mundos.
“También allá en Villavieja hay un señor al que le gusta todo el tema ovni y construyó en un parque un columpio ovni y unas estatuas de alienígenas. La gente puede ir y tomarse fotos chéveres allá”, indicó.
Guatavita y el cerro de Aranda
Para Alejandro Montoya, Boyacá es un departamento en el que también se habla bastante de los encuentros con ovnis, “en pueblos como Villa de Leyva, Nobsa y Monguí se han reportado varios casos. Pero hay dos puntos particulares donde esta actividad ha sido mayor como el cerro de Aranda (Nobsa) y la laguna de Guatavita (Sesquilé)”.
Con él coincide Esteban Cruz, quien visitó estos lugares: “Yo investigué bastante para un libro que se llama Expedientes X Colombia y entrevisté a exalcaldes, concejales, personeros y ellos mismos decían que habían visto ovnis en algún momento de su vida. El cerro de Aranda fue bautizado así porque un sacerdote con ese apellido consagró el cerro porque decían que allí aparecían un montón de luces en el cielo a comienzos del siglo XX.
A estas luces no le llamaban ovnis, sino que decían que era el fuego del diablo. Incluso allí se construyó un monumento a un ovni, y en el centro de Nobsa hay una imagen que muestra las principales cosas que identifican al pueblo como los tejidos, una planta cementera, las montañas y en el cielo un objeto volador representado. Además, en un colegio público hay un mural grandísimo de los ovnis”, aseguró.
La laguna de Guatavita también representa un lugar de muchas historias y tradición oral que ha trascendido en el tiempo, como la leyenda de El Dorado y las creencias de las tribus indígenas que habitaron esta región.
“Hay gente que habla de varios avistamientos en la laguna de Guatavita, especialmente un señor llamado Enrique Castillo Rincón, quien ya murió. Él era costarricense y en la época en que el caso fue famoso, decía que había recibido un mensaje alienígena en la laguna, pero era un mensaje pacífico; y después de eso se reportaron algunos avistamientos”, explicó el antropólogo.
Cañón del Chicamocha y la Mesa de Los Santos
“El Chicamocha es una zona desértica y durante muchos años ha habido personas que dicen que ahí se ven ovnis, sobre todo porque fueron famosos dos avistamientos que resultaron ser de meteoritos, pero eso hizo que a la gente le pareciera interesante. Cerca hay un pueblo muy bonito, la Mesa de los Santos o Los Santos, y allí hay unas leyendas o historias sobre túneles subterráneos y cuevas donde se metían los indígenas y se desaparecían en la época de la conquista. Pero también hay varias historias de antiguas luces extrañas sobre el cielo. Entonces es un pueblo que está bastante conectado con esas apariciones”, advirtió el escritor.
Para Cruz, este tipo de historias y apariciones hacen más parte del misticismo y las creencias de ciertas personas, quienes atribuyen a estos fenómenos connotaciones incluso de tipo religioso.
“La gente ya no pone una virgen o una cruz en una montaña, como en Monserrate o Guadalupe, cerros donde había adoración a dioses indígenas de diferentes culturas. Entonces se reemplaza una cultura por otra y buscan lo que para ellos sea más creíbles. Creo que es un sincretismo que tiene cierto fenómeno religioso y por eso la gente hace ovnipuertos, estatuas y monumentos”, advirtió.
Por último, resaltó que para muchas regiones estas historias también ayudan a promover el turismo.
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