Un adolescente fue acusado acusado de herir a un obispo y a un sacerdote cristianos durante un servicio religioso, en el segundo ataque con arma blanca de alto perfil registrado en Sidney en los últimos días, que dejó a comunidades en vilo e hizo que las autoridades pidiesen calma y que la sitiada iglesia instase a no tomar represalias.
Por Infobae
El agresor, de 16 años, fue neutralizado por la conmocionada congregación de la Iglesia del Cristo Buen Pastor luego de que presuntamente apuñaló al obispo Mar Mari Emmanuel y al sacerdote Isaac Royel durante una misa el lunes en la noche, que estaba siendo emitida por internet.
La policía no comentó los reportes que apuntaban que los fieles de la iglesia ortodoxa asiria del suburbio de Wakeley le cortaron los dedos al joven, pero confirmó que las lesiones que presentaba en las manos eran “graves”.
El video del ataque se difundió rápidamente en las redes sociales y una turba enfurecida se congregó ante la iglesia exigiendo venganza. Arrojaron ladrillos y botellas a los agentes, que resguardaron temporalmente al joven en el interior del templo por su seguridad. Muchos en la multitud corearon “ojo por ojo” y “sáquenlo afuera”.
Varias personas, incluyendo algunos agentes de policía, tuvieron que ser atendidos en hospitales tras los disturbios que se prolongaron varias horas.
La iglesia dijo en un comunicado el martes que “denunciaba las represalias de cualquier tipo”. La policía hacía guardia en torno a mezquitas de varias zonas de Sidney el martes luego tras saberse que circulaban mensajes de texto que instaban a la comunidad asiria a vengarse de los musulmanes.
La policía y los líderes comunitarios dijeron que la ansiedad de la población aumentó luego de que el sábado una persona armada con un cuchillo mató cinco mujeres y un guarda de seguridad que trató de intervenir en un centro comercial de Sidney. El agresor, Joel Cauchi, de 40 años, tenía antecedentes de problemas psicológicos. Falleció abatido por la policía.
El primer ministro del país, Anthony Albanese, pidió a la población que no tome la justicia por su mano.
“Entendemos la angustia y la preocupación existentes en la comunidad, especialmente tras el trágico acontecimiento del sábado en Bondi Junction”, dijo Albanese a reporteros refiriéndose al centro comercial Westfield Bondi Junction.
“Pero no es aceptable obstaculizar (el trabajo de) la policía y herir a agentes o dañar vehículos policiales de la forma que vimos anoche”, agregó.
La comisaria de la policía de Nueva Gales del Sur, Karen Webb, declaró el martes que el ataque en la iglesia era un incidente terrorista, pero no así el del centro comercial.
La calificación de terrorismo permite destinar más recursos policiales al delito y permite que las autoridades puedan detener y registrar a personas, recintos y vehículos sin necesidad de una orden.
Webb apuntó que las declaraciones y acciones del adolescente apuntaban a que el ataque tenía motivos religiosos, pero no ofreció más detalles acerca de los comentarios.
“Creemos que hay elementos que se satisfacen en términos de extremismo religiosos y, `por supuesto, intimidación de la población a través de los actos de esa persona, al acudir a la iglesia, mientras se estaba emitiendo en vivo, intimidar no solo a los feligreses presentes sino a los que estaban viendo por internet y, posteriormente, las personas que acudieron al exterior de la iglesia y los disturbios que se registraron”, explicó Webb.
La Organización Australiana de Inteligencia y Seguridad, la principal agencia de espionaje del país, y la policía federal se han unido a la policía del país en un grupo de trabajo antiterrorista para investigar quién más pudo estar implicado en el ataque.
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