Una nueva investigación del Centro de Derechos Humanos de la UCAB documenta violaciones a derechos humanos de caminantes venezolanos por el continente en el contexto de la pandemia.
Alexánder Medina | Radio Fe y Alegría Noticias
Al constatar que el flujo de caminantes desde Venezuela hacia diversos países de la región no se ha detenido durante la pandemia, la organización publica un nuevo informe que está basado sobre un trabajo de acompañamiento de caminantes por diferentes rutas en Colombia y hasta la frontera con Ecuador.
Los testimonios recogidos en el informe dejan claro que las personas están saliendo a pie y seguirán haciéndolo aún con las fronteras cerradas.
Desde septiembre de 2020 comenzó a reactivarse el paso de personas provenientes de Venezuela por vías no controladas, probablemente en respuesta al reinicio de las actividades económicas en los países vecinos.
Muchos de estos caminantes se han quedado en Colombia, aunque también hay un número considerable que han seguido ruta hacia Ecuador, Perú y, en menor medida, Chile.
El recorrido en el marco de la pandemia de COVID-19 presenta más obstáculos, ya que los caminantes comienzan ahora su trayecto a pie entre 300 y 1000 kilómetros dentro de Venezuela, antes de llegar al límite con Colombia o Brasil, debido a la falta de combustible y el alto costo del transporte en Venezuela.
El informe registra las dificultades de la travesía dentro de Venezuela, detallando las violaciones a las que son sometidos los migrantes en su propio país.
A pesar de los obstáculos, muchos entrevistados consideran que vale la pena el sacrificio. El informe recoge la afirmación contundente de un caminante: “Yo prefiero morir luchando por mis hijos en la carretera que esperar la muerte en Venezuela sin poder hacer nada”.
Se revela además un nuevo fenómeno que comenzó a presentarse desde junio de 2020, dentro de la movilidad humana venezolana hacia diferentes países de la región: el del reflujo.
Ciudadanos que después de haber regresado a Venezuela a pie desde Colombia, Ecuador, Perú y Chile, están retornando por segunda vez a dichos países junto a sus grupos familiares. Otro dato preocupante es el aumento de niños, niñas y adolescentes no acompañados en las rutas.
“Un rasgo novedoso de este recorrido a pie en el marco de la pandemia es la manera natural con que los caminantes asumen este ir y venir. El camino se ha normalizado y pueden llegar de Quito a Cúcuta a recoger a un familiar y devolverse. Vimos personas que hacían la ruta a Perú por segunda vez”, afirma Ligia Bolívar, investigadora asociada del CDH UCAB, responsable del estudio.
El informe termina con recomendaciones de políticas públicas para los países de tránsito y receptores, así como para las agencias humanitarias en Venezuela.
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