Venezuela se está quedando sin gasolina en una “tormenta perfecta”, con desplome de los precios del crudo, sanciones económicas y una pandemia que encontró al país petrolero con su economía devastada.
Por Gerardo Maronna y Andrea Tosta / AFP / Infobae
“Si esto se agrava, vamos a entrar en un fuerte caos”, pronosticó Neila López, una médica que se trasnochó con más de cien automovilistas ante una de las pocas estaciones de servicios que están funcionando en Caracas.
La mañana del miércoles la fila era kilométrica y los 38.000 litros de gasolina disponibles se vendieron de forma racionada en unas tres horas a policías, militares, médicos y personas que cumplen servicios esenciales en la cuarentena nacional aplicada desde el 17 de marzo para frenar el avance del coronavirus.
Y este martes 14 de abril una estación de servicio en Valencia, Carabobo, se convirtió en un peligroso escenario por la propagación del coronavirus debido a que cientos de motorizados se agolparon violando la cuarentena para intentar abastecerse de gasolina en un estado en el que funciona una de las principales refinerías del Caribe.
Videos en redes sociales dieron cuenta de lo ocurrido en plena Autopista Regional del Centro, cuando centenares de venezolanos provocaron demoras en el tránsito porque dejaron solo un carril libre para que los conductores de vehículos y camiones pudieran circular.
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También pudieron observarse escenas similares en el estado de Falcón, parte del complejo refinador de Amuay, que junto a Carabobo son la columna vertebral del suministro de gasolina a mas de la mitad del país
El desabastecimiento no es nuevo para los venezolanos, que sufren un colapso económico, aunque es inusual que la gasolina falte en Caracas, a diferencia del interior del país donde escasea desde hace años.
El gobierno de Nicolás Maduro lo atribuye al “recrudecimiento” de sanciones impuestas por Estados Unidos, e implementó el 3 de abril un “plan especial” contra el desabastecimiento. “Lo vamos a ir resolviendo, estamos trabajando todos los días para aliviarlo”, aseguró Maduro el sábado por la televisora gubernamental.
La producción de crudo de Venezuela fue de 865.000 barriles diarios, reportó la estatal PDVSA en febrero a la OPEP; una caída importante frente a los 3,2 millones reportados en 2008.
Y de seis refinerías solo dos están operando apenas a un 6% de su capacidad, dijo el economista Rafael Quiroz al portal El Pitazo. Quiroz estimó que la demanda de gasolina es de unos 135.000 barriles por día y la capacidad actual de refinación es de unos 55.000 barriles, por ello Venezuela debe importar para salvar la brecha.
“Tormenta perfecta”
Venezuela, con una economía reducida a más de la mitad en seis años, necesita dinero, que proviene del petróleo en su gran mayoría, para importar gasolina. Pero también precisa proveedores, que se ven expuestos a sanciones impuestas por Washington a Caracas por considerar fraudulenta la reelección de Maduro, a quien tilda de dictador.
La gasolina empezó a escasear en Caracas poco después de que Rosneft Trading y TNK Trading, filiales de la empresa rusa Rosneft, fueran sancionadas por facilitar negocios petroleros de Venezuela.
Casi en paralelo, el derrumbe de los precios del crudo a sus menores valores en décadas asestó «un golpe brutal» al país, según el propio Maduro.
“Es como una tormenta perfecta”, dijo a la AFP Francisco Morandi, economista especializado en energía de la Universidad Rice de Houston, Estados Unidos.
Venezuela importaba gasolina que pagaba en petróleo en operaciones conocidas como «swaps», lo que le daba resultados, explicó Morandi.
«Que Rosneft Trading y TNK Trading (…) dejaran de prestar servicios en swaps de gasolina, hizo que la italiana Eni, la española Repsol y Reliance de India, que lo estaban también haciendo, se asustaran y dejaran de hacerlo», agregó.
En las «últimas cinco semanas» solo «un barco italiano» llegó con combustible, continuó, antes de detectarse la COVID-19 en Venezuela, donde ya se registran 175 contagiados y nueve fallecidos.
Maduro aseguró garantizar “todo el combustible” al transporte público y de alimentos “para que no se paren”.
El economista Luis Oliveros, en tanto, aseguró a la AFP que “no hay combustible para transportar alimentos, gente, médicos” ni “para que la gente vaya a trabajar”.
En la otrora potencia petrolera extensas filas de vehículos y motos rodean constantemente las estaciones de servicio.
Si el escenario persiste, impactará a los sectores considerados esenciales, según Henkel García, director de la firma Econométrica.
“Se va a ver afectado el traslado de personal, sobre todo de lo básico (…) Ni hablar de médicos que no se puedan trasladar”, explicó a la AFP.
El gasoil, usado en buena parte para distribuir alimentos y medicinas, «todavía se consigue», aliviando al sector alimentación, con niveles de inventario «superiores a los que estábamos acostumbrados meses atrás» tras flexibilizaciones económicas, dijo García.
Aquiles Hopkins, presidente de la Federación Nacional de Agricultores (Fedeagro), prevé solo un leve desabasecimiento de productos agrícolas.
“Si la oferta cae probablemente no se note tanto porque la demanda es muy baja debido al bajo poder adquisitivo” del venezolano, cuyo ingreso mínimo mensual equivale a 4,45 dólares, indicó Hopkins a la AFP.
Varios países han anunciado fecha tentativa para levantar la cuarentena, pero Venezuela “será de los últimos en volver a la normalidad”, pronosticó Oliveros.
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