La difícil experiencia de ser un paciente con coronavirus y recuperarse fue calificada como «volver a nacer» por Jorge, un colombiano de 60 años que este lunes 18 de mayo salió de la clínica en la que estuvo internado en Cali (suroeste) durante 16 días.
EFE
«Pienso que volví a la vida, esto es volver a nacer. Después de recuperarse de esta enfermedad mortal es estar de nuevo en la vida», dijo a Efe Jorge (nombre ficticio), cuya familia lo esperaba ansiosa luego de dos semanas en las que solo sabía de él por vía telefónica.
Por temor a ser señalado o incluso agredido por sus vecinos cuando regrese a casa, como ya ha pasado en Colombia con otros pacientes y con personal médico que lucha contra la enfermedad, Jorge prefirió mantener en reserva su identidad.
SOSPECHA DE GRIPE
El paciente es comerciante en una de las plazas de mercado de Cali y cuenta que los síntomas le comenzaron hace 20 días, con «un dolor tremendo en la nuca y los hombros».
Creyó que se trataba de una simple gripe y la trató inicialmente con medicamentos comunes pero cuando experimentó un dolor de cabeza tan fuerte que lo llevó a sentir ganas de vomitar y la necesidad de acostarse porque no podía lidiar con su cuerpo, supo que era el momento de ir al médico.
«Hace 16 días entré a la clínica porque amanecí malo. Me puse a sudar de una manera tremenda y entonces le dije a mi mujer que me llevara al médico», comentó Jorge, quien en ningún momento sospechó que estaba contagiado.
Por fortuna, el virus que ya se ha cobrado la vida de 574 personas en el país, 65 de ellas en Cali, no ha afectado hasta ahora a ningún otro miembro de su familia.
Durante su paso por tres pabellones de la Clínica DESA la atención fue «eficaz» y por eso hoy, con la tranquilidad de haber sobrevivido, Jorge recomendó a quienes en Cali han hecho caso omiso a las medidas de prevención, como la cuarentena obligatoria, el uso de mascarilla y el distanciamiento social, que «se cuiden porque esto es algo grave. Uno no lo cree pero es fuerte».
CASO DE ÉXITO
Para Juan Jacobo Padilla, uno de los médicos internistas que acompañaron el proceso de recuperación de Jorge, su caso es «gratificante».
«Al tratarse de una enfermedad de la que apenas se está teniendo una evidencia de cómo es su tratamiento y evolución, siempre que se tiene éxito, sobre todo cuando el paciente inicialmente se ve en muy malas condiciones, es gratificante que salga», manifestó Padilla a Efe.
El médico aseguró que Jorge es un paciente que estuvo expuesto a un ambiente en el que había «alta prevalencia de infección» por coronavirus.
En la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en donde estuvo ingresado, «desde el principio nos encontramos con exámenes que sugerían infección por coronavirus, lo cual confirmamos posteriormente, por lo que se decidió empezar un tratamiento», dijo el médico.
Luego el paciente «empezó a evolucionar y se le pudo retirar el oxígeno y los exámenes fueron mejorando paulatinamente hasta que ahora puede salir en muy buenas condiciones», precisó.
CUIDADO CONSTANTE
La tarde de este lunes Jorge pudo volver a ver a su esposa e hija.
Antes de salir, muy contento, aunque de pocas palabras, el paciente sostuvo que siempre tuvo «fe en Dios» de que iba a vivir para contar su experiencia, aunque todavía tendrá que seguir aislado un tiempo más.
Al respecto, el doctor Padilla explicó que a Jorge se le «practicará en su casa una prueba de control y más adelante podrá reintegrarse a su vida laboral».
«Física y emocionalmente está en buenas condiciones», pero «desafortunadamente esta no es la historia de muchos pacientes» ni tampoco de los médicos y enfermeras que los tratan, agregó.
El Instituto Nacional de Salud (INS) informó que hasta el 15 de mayo 760 profesionales de la salud se habían contagiado con COVID-19, de los cuales 375 se han recuperado y 10 han muerto.
Por ello, «una de las cosas que siempre tenemos como prioridad es la protección», señaló Padilla para quien el proceso de adaptación no ha sido fácil.
Y es que, al estrés propio de su labor en los centros médicos el coronavirus le impuso una carga más a quienes luchan contra él.
«Inicialmente era acostumbrarse a utilizar el tapabocas todo el tiempo. Después ya vinieron batas, guantes, gafas y demás hasta tener una protección completa con estos trajes que son bastante complejos por la temperatura, la movilidad y todas las cuestiones que hay que tener en cuenta al ponérselo y al quitárselo», dijo el médico resignado pero feliz de saber que, al menos en el caso de Jorge, ese esfuerzo valió la pena.
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