Calles y andenes de algunos barrios de Sao Paulo sorprendieron este lunes por su silencio. Pero el metro, atestado, parecía no dar cuenta de que la capital económica de América Latina inició oficialmente dos semanas de restricciones severas contra la pandemia, con toque de queda nocturno.
AFP
Por las vías de la metrópoli, acostumbradas a un tráfico caótico, apenas se escuchaban algunos repartidores y unos pocos carros. La orden de refugio empezó a regir a las 20H00 locales (23H00 GMT) y terminará a las 05H00 (08H00 GMT), hasta el 30 de marzo.
La orden que confina a los residentes en sus casas se inscribe dentro de la ‘Fase de emergencia’, la más estricta, decretada el jueves por el gobernador Joao Doria para enfrentar el que definió como «el momento más crítico» de la pandemia de coronavirus, que ya deja casi 280.000 muertos en el gigante latinoamericano, una cifra solo superada por Estados Unidos.
Pero «yo tengo que venir a trabajar. Si no vengo, los patrones simplemente me dirían: ‘vete’ (…) Como las cosas están difíciles, sigo aquí», apuntó Elisa, cuyo nombre fue cambiado para evitar posibles represalias.
Sin salario, sería desalojada por no poder pagar el alquiler de su casa, donde vive con su hija adolescente; y si no va a la empresa, la despiden, cuenta.
En la zona comercial de Pinheiros, la mayoría de locales estuvieron cerrados. Algunos restaurantes tuvieron las puertas entreabiertas, a la espera de iniciar los repartos a domicilio, su única fuente de ventas ante la prohibición de pedir para llevar.
«Morir de hambre»
Cerca de Pinheiros, en el barrio acomodado de Jardim Paulista, Léo ponía una cinta plástica amarilla y negra alrededor del restaurante que gerencia hace ocho años. La máscara sanitaria de tela blanca no ocultaba su desazón por el impacto de las nuevas restricciones en su actividad.
«Así está complicado, las cuentas no dan», afirmó el hombre, de 41 años. «Si sigue así, voy a tener que cerrar» el negocio.
Antes de la irrupción del covid-19 hace un año, vendía 260 almuerzos por día. Ahora ronda los 30 y teme que el número baje.