Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) se pronunció este martes sobre el impacto de la pandemia en el país ante el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes.
El funcionario señaló que las capacidades básicas de salud pública del país norteamericano no han contado con el financiamiento suficiente durante mucho tiempo y necesitaban una inversión urgente. «Todos hemos hecho lo mejor que pudimos para combatir este virus, y la realidad es que ha puesto de rodillas a esta nación», expresó Redfield.
Además, el directivo hizo énfasis en la necesidad de continuar aumentando el número de rastreadores de contacto de las personas infectadas con COVID-19, señalando que de momento, EE.UU. cuenta con 28.000 y según su opinión se debe llegar a 100.000.
Según los expertos, estos mecanismos también son una prioridad urgente para detener la propagación de la enfermedad.
Por otra parte, Redfield estimó los gastos económicos que se deben asumir para enfrentar el brote de COVID-19. «Probablemente vamos a gastar 7.000 millones de dólares por un pequeño virus», agregó.
La audiencia también contó con la intervención de Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., y Stephen Hahn, jefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos, quienes testificaron sobre la respuesta del Gobierno ante la pandemia.
«Esto debe ser una asociación. No debe caer todo el peso de la inversión en la salud pública a nivel local en el Gobierno federal», señaló Redfield tras mencionar que de hecho, «si la financiación de los CDC desapareciera mañana, la infraestructura de salud pública en todo el país simplemente se derrumbaría«.
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