A medida que Japón regresa al trabajo tras las restricciones impuestas por el coronavirus, sus abarrotados trenes, que constituyen casi un símbolo de su célebre ética del trabajo, han elevado el temor a que haya un resurgimiento de las infecciones.
Las autoridades de Tokio esperaban resolver el problema de los desplazamientos masificados con horarios escalonados y teletrabajo, pero el jueves los trenes volvieron casi a la normalidad, días después de levantarse el estado de emergencia.
Las autoridades sanitarias y los políticos han culpado a los espacios de ocio nocturno y a las salas de conciertos de la generación de focos de infecciones y les han aconsejado que permanezcan cerrados.
No obstante, aunque no se han vinculado los casos que han ido surgiendo de coronavirus con la vuelta a la normalidad de los trenes, muchos residentes de Tokio dicen que están tan llenos como cualquiera de esos espacios nocturnos.
“Es una contradicción que los trenes llenos estén bien, pero las salas de conciertos no puedan abrirse”, dijo Rimiken, usuario de Twitter.
Tokio registró 34 nuevas infecciones el martes, el mayor incremento diario desde principios de mayo.
El metro de la capital nipona está tomando medidas para prevenir las infecciones con las ventanas abiertas de los vagones y la desinfección de las máquinas expendedoras de billetes, dijo su portavoz Hisao Asano.
Sin embargo, no tiene ningún plan para limitar el número de pasajeros o insistir en el espaciamiento, dijo.
“Dadas las diversas necesidades de nuestros clientes, no estamos pensando en una restricción tan genérica”, dijo Asano.
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