La pandemia del COVID-19, que ha contagiado a más de 13 millones de personas y ha causado cerca de 550.000 muertes alrededor del mundo, nos ha cambiado de muchas maneras: la forma en que nos relacionamos con los demás, cómo usamos los espacios, la manera en que viajamos.
Por: Alejandro Millán Valencia / BBC
La forma en que nos vestimos.
Y una de esas prendas nuevas que ahora son parte del paisaje cotidiano son las mascarillas.
Al principio la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la mascarilla solo para el uso médico. Pero a medida que el virus se iba extendiendo por el mundo, su uso comenzó a popularizarse como una medida de protección frente al COVID-19.
Mientras los habitantes de distintas latitudes se van ajustando a esta nueva prenda, Japón lleva décadas -incluso siglos- usando la mascarilla como un elemento de su vida diaria.
“Cuando alguien está enfermo, por respeto al otro, usa el tapabocas para evitar contagiar a los demás”, le dice a BBC Mundo Mitsutoshi Horii, profesor de Sociología de la Universidad de Shumei, en Japón.
“Pero no es la única razón por la que los japoneses tienen tan instaurado este hábito. No solo es una práctica colectiva desinteresada, sino un ritual autoprotector del riesgo”, añade.
Varios analistas señalan que el uso extendido de la mascarilla, que se ve en la sociedad japonesa desde hace décadas, es una de las razones detrás de la tasa baja de contagios y muertes por COVID-19 (hasta este 15 de julio, el país contabilizaba más de 22.000 casos y 984 decesos).
Es la menor tasa entre los siete países considerados como las economías más grandes del planeta (EE.UU., China, Alemania, Francia, Reino Unido y Canadá).
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