Los restaurantes, casinos y comercios criticaron las medidas anunciadas por el Gobierno para contener la segunda ola de la covid-19 en Perú porque pueden significar su cierre definitivo y alentar la informalidad que ya acecha su economía.
Mónica Martínez / EFE
A partir del viernes 15, siete regiones del país tendrán impedimento de circulación desde las 19.00 horas hasta las 04.00 horas del día siguiente, y confinamiento total los domingos.
Asimismo, otras trece regiones, entre las que figura Lima Metropolitana y Cusco, tendrán toque de queda, o inmovilización social, desde las 21.00 horas y los domingos no podrán circular los automóviles particulares para evitar las reuniones familiares.
Además, se redujo el aforo en restaurantes a entre 50 y 40 %, en centros comerciales y tiendas a entre 40 y 30 %, y en casinos y teatros a entre 30 y 20 %.
El objetivo del Gobierno de Francisco Sagasti es evitar que la segunda ola de contagios colapse por completo al sistema sanitario y se multipliquen los casos graves y decesos por la enfermedad que ya superan los 38.000.
PELIGRA CAPITAL GASTRONÓMICA
Sin embargo, los representantes gremiales de los restaurantes, comercios y casinos, entre otros, criticaron las medidas porque afectan a los negocios formales que cumplen con las disposiciones, pero no controlan el comercio informal que ha aumentado durante la pandemia.
«Lamentablemente, estas medidas ya se tomaron antes y lo único que se logró es que Perú esté en los últimos lugares, tanto en lo económico como en el tema de salud, a nivel mundial», declaró a Efe el vocero de la Unión de Gremios de Restaurantes del Perú, José Luis Silva Martinot.
El también exministro de Comercio Exterior y Turismo agregó que la medida de reducir los aforos en los restaurantes «no era necesaria porque no se está llegando a los aforos máximos permitidos» y además «es una muy mala señal hacia el consumidor final, como que hubiera riesgo en los restaurantes».
Antes de la pandemia, Perú, considerado como una de las capitales gastronómicas de Latinoamérica, tenía a más de un millón de personas trabajando en más de 200.000 restaurantes.
No obstante, al inicio de la pandemia, «los restaurantes estuvieron cerrados 120 días y no se les permitía hacer el despacho por delivery, mientras que en todo el mundo del delivery nunca paró y los restaurantes nunca dejaron de atender», indicó Silva.
MÍNIMOS MÁRGENES DE INGRESOS
Para el vocero del sector, al adelantar el inicio del toque de queda se elimina la posibilidad de que los restaurantes atiendan el servicio de cena, así que sólo les dejan la posibilidad de atender a la hora del almuerzo y con aforo de 50 % de asistentes.
«Entonces, la facturación la reducen al 25 %, si a eso le añades el día más importante en los comercios, en los restaurantes, que es el domingo, al prohibir el transporte en carro privado, estaríamos reduciendo aún más la facturación, estamos calculando que se reduciría a un 20 %», detalló.
«Eso es, por decir de alguna manera, condenar a muerte a los restaurantes», afirmó el exministro peruano.
FORMALES EN LA CUERDA FLOJA
Silva criticó que «estas medidas solamente las cumplen las empresas formales, (porque) los informales hacen lo que les da la gana y, al que cumple la ley, a ese le reducen las posibilidades de trabajar y no es el que transporta o promueve el coronavirus».
Antes de la llegada de la Covid-19 a Perú, la economía afrontaba un 70 % de informalidad laboral, pero con la crisis económica provocada por la pandemia, los empresarios consultados calculan que ya debe superar el 90 %.
«Si antes teníamos un porcentaje de informalidad de 70 %, ahora estaremos en un 90 o 95 %. Por eso, no entiendo las medidas porque van contra el formal, pero no van contra el informal», comentó a Efe el presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú, Andrés Choy.
«El comercio ambulatorio al no estar regulado también genera focos de infección», anotó.
No obstante, el Ejecutivo peruano ha reconocido que «hay un sector importante de trabajadores independientes que no les queda otra que salir a trabajar», en palabras de la titular del Consejo de Ministros, Violeta Bermúdez.
BODEGAS AFRONTAN MÁS COMPETENCIA
En el caso de las bodegas, su número se ha incrementado al pasar de 414.000 en 2015 a unas 535.000 en la actualidad, indicó el presidente del sector, pues con el desempleo por las restricciones un alto número de personas ha optado por abrir una bodega en su casa o ha cambiado su negocio de rubro comercial.
«Hay algunos restaurantes que son mitad bodega y mitad restaurantes, entonces se incrementa un poco la competencia para nosotros pero qué podemos decir, ellos también tienen que sobrevivir», afirmó Choy.
El dirigente señaló que «lo que sí nos puede afectar bastante es el horario porque ahora la gente no tiene tanto tiempo para ir a una bodega, esperamos que eso no sea permanente tampoco, (porque) ahí sí estamos complicadísimos. Todavía no recuperamos nada, encima hay mucha competencia y bajo en ventas».
En una de las principales zonas comerciales de Lima, Mesa Redonda, el presidente de su Cámara de Comercio, Pedro Gálvez, estimó que la caída de sus ventas será de aproximadamente 50 % por las medidas anunciadas por Sagasti, según declaró a RPP Noticias.
Por su parte, el representante de la Sociedad Nacional de Juegos de Azar, Fernando Calderón, dijo al diario El Comercio que los casinos tendrán que evaluar «si seguirán operando» porque sus actividades son principalmente nocturnas.
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