Moderna y Pfizer-BioNTech están en medio de una reñida carrera para lanzar sus vacunas COVID-19 en Europa después de que ambas solicitaron la aprobación de emergencia de la Unión Europea el martes, aunque no está claro si podrán empezar a distribuirse este año.
Reuters
Las solicitudes a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) llegaron un día después de que Moderna buscara un uso de emergencia para su inyección en Estados Unidos y más de una semana después de que Pfizer y BioNTech hicieran lo mismo.
La farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio de desarrollo alemán BioNTech dijeron que su vacuna podría lanzarse en la UE tan pronto como este mes.
“Podemos empezar a entregar en unas pocas horas (después de una aprobación)”, dijo Sierk Poetting, jefe de operaciones y finanzas de BioNTech. “Nos hemos estado abasteciendo. Y todo lo que hay allí realmente se puede distribuir en unas pocas horas”.
No obstante, la EMA empañó el cronograma cuando dijo que completaría su revisión para esa vacuna el 29 de diciembre como muy pronto, y el 12 de enero para la de Moderna. Asimismo, agregó que su calendario puede estar sujeto a cambios a medida que avance la evaluación.
La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, dijo que es probable que dé su autorización final para el lanzamiento de una vacuna días después de una recomendación de la EMA.
Una inmunización eficaz es considerada como el arma principal contra la pandemia, que se ha cobrado más de 1,4 millones de vidas y ha devastado economías en todo el mundo. Se están probando cerca de 50 posibles vacunas en voluntarios de todo el mundo.
Tanto la firma estadounidense de biotecnología Moderna como Pfizer-BioNTech han informado hallazgos preliminares de más del 90% de efectividad, una tasa inesperadamente alta, en los ensayos de sus vacunas, que se basan en la nueva tecnología del ARN mensajero (ARNm).
Su trabajo valida el de varios expertos en biotecnología, que durante años han estado intentando demostrar una idea que alguna vez fue poco ortodoxa: que el cuerpo humano puede actuar como su propia fábrica de vacunas.
Ambas inoculaciones funcionan inyectando a las personas un código genético personalizado que instruye a las células humanas a producir proteínas virales claves para inducir una respuesta inmunitaria.
Cualquier autorización en la UE y Estados Unidos para las vacunas será “condicional” o para “uso de emergencia”, lo que significa que los desarrolladores están obligados a continuar los ensayos y proporcionar más resultados a medida que surjan.
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