En la actualidad, el venezolano consume siete kilos de carne al año por habitante en promedio, unas 560.000 toneladas por año, de acuerdo con los cálculos y la investigación del economista Wilfredo Briceño. “Los venezolanos deberíamos consumir unos 18 kilos promedio por año de carne bovina o roja. Esto indica que el déficit del consumo de este producto se ubica en 68 %”.
El también especialista en economía agrícola informó a El Pitazo que “el bajo consumo obedece, esencialmente, a la caída estrepitosa de la capacidad de compra del ciudadano común. Unos salarios míseros excluyen a millones del consumo de, quizás, la más importante fuente de consumo proteico”.
Alertó que “esta situación se agravará en el inmediato tiempo, pues la inflación seguirá su criminal curso ascendente; en consecuencia, el precio de la carne seguirá aumentando, los salarios continuarán perdiendo poder de compra y el consumo seguirá descendiendo. Es lo que sucede en toda economía que vive un proceso hiperinflacionario y nosotros tenemos 26 meses padeciéndola”.
Añadió que otro factor que incide en la caída del consumo es lo que actualmente se produce en Venezuela. “Hay una caída dramática del rebaño bovino nacional. En 1998, según cifras oficiales, teníamos unas 16 millones 200 mil cabezas de ganado. Cerramos 2019 con unos 9 millones de cabezas. El rebaño cayó 44 % los últimos 20 años. Esto representa un enorme déficit”, explicó Briceño.
-¿Cuáles son los estados productores de carne bovina?
–Zulia, Barinas, Apure y Guárico son los principales productores de carne bovina en el país. Hay otros estados, luego de los mencionados, como Táchira, por ejemplo. Los primeros citados concentran más de la mitad de la producción total nacional.
– ¿Por qué hay menos producción?
-Primeramente, por una caída dramática del rebaño bovino nacional. En 1998, según cifras oficiales, teníamos unas 16 millones 200 mil cabezas de ganado. Cerramos 2019 con unos 9 millones de cabezas. El rebaño cayó 44 % los últimos 20 años, cuando debió crecer 65 %. Un contrasentido, pues dado que la tasa de natalidad es mayor que la de extracción, esto es, lo que sacrificamos, pues la tendencia es a aumentar el rebaño permanentemente. En estos últimos 20 años pasó lo contrario a lo que debe pasar. Debemos tener 0,60 cabezas de ganado por habitantes para autoabastecernos, tenemos 0,28 actualmente. Presentamos un preocupante déficit de 54 %.
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¿No hay manera de evitar más caía de la producción?
-Nacen menos animales por la disminución del rebaño, la severa escasez de medicinas para los animales que no permiten la realización de planes sanitarios como corresponden impacta negativamente la eficiencia en la reproducción, la inseguridad jurídica inhibe las inversiones, el abigeato o robo de ganado actúan en la misma dirección, la baja rentabilidad no genera incentivos en el productor. Hay un hecho muy grave. Lo normal es que sea el criador o el cebador cuando vende, pues una parte, la mayor, la dedica a reponer los animales vendidos para vender en el próximo ciclo. Esa cadena se está rompiendo. El productor vende y no repone, prefiere comprar dólares o algo que le reporte una mayor ganancia futura. Esta anormalidad compromete seriamente el consumo a no muy largo plazo.
– ¿Qué recomienda como política pública oficial?
-Es urgente la puesta en marcha de un plan de fomento bovino en el país que ataque los males estructurales que hemos señalado. Asegurarle rentabilidad al productor, darle total seguridad jurídica y patrimonial, garantizar la disponibilidad de medicinas, desarrollar nuevas áreas de producción, incorporar masivamente la cría del búfalo de agua al rebaño bovino nacional. Disponemos de cuatro millones de áreas inundables estacionalmente.
Reveló el profesor Wilfredo Briceño que “el precio internacional de la carne roja a puerta de corral es, en promedio, tres veces el nacional, de modo que, si no revertimos urgentemente la actual crítica situación y tuviéramos que, vía importaciones, solventar el crónico déficit que tenemos, el precio sería unos 300 % superior a los que tenemos actualmente en el mercado interno. Estamos obligados a producir acá la carne bovina que debemos consumir y tenemos para ello 27 millones de hectáreas con condiciones para tal fin, de las cuales hoy utilizamos un tercio nada más”.
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