Cincuenta o 100 dólares no serán suficientes como piso de los ingresos de los trabajadores en Venezuela debido al altísimo costo de la vida en una nación que registró la segunda peor inflación del mundo en 2022, advierten los sindicalistas.
Miles de empleados del Estado, entre ellos educadores e integrantes del sector de la salud, han protestado desde inicios de enero en múltiples regiones para exigir al gobierno de Nicolás Maduro que aumente el salario mínimo mensual, que no se ajusta desde hace 10 meses.
Esas manifestaciones ocurren después de que el alza de los precios de bienes y servicios se tornó “galopante”, según economistas como Luis Crespo, hasta el punto de alcanzar 234 % de incremento el año pasado, como informa el gobierno.
El oficialismo aumentó el salario mínimo mensual en Venezuela por última vez en marzo de 2022 y, entonces, aquella escalada hasta los 130 bolívares representaba 30 dólares. Hoy, las constantes subidas del tipo de cambio lo han llevado a significar solo 6,1 dólares.
El descontento por las remuneraciones también se palpa en la víspera de la visita de una comisión de la Organización Internacional del Trabajo a Nueva Esparta, en el oriente.
Esa reunión incluirá a representantes de organizaciones sindicales y del gobierno y en ella se prevé que se debatirán la fijación del salario mínimo, las libertades sindicales y las consultas tripartitas (Estado, empleador y trabajador) sobre asuntos contractuales.
El jueves, Maduro dijo que su poder ejecutivo estaba “pariendo” (luchando) para defender los ingresos de los trabajadores y también demandó reiteradamente el retiro total de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra su gobierno.
En ese contexto, surge el debate: ¿cuál es el salario mínimo mensual idóneo para Venezuela? ¿Es posible alcanzar esa cifra hasta dejar satisfechas a todas las partes?
De poco a mucho
Raquel Figueroa, educadora y sindicalista de la Federación de Colegios de Profesores de Venezuela, cree que la respuesta al sueldo está contemplada en la Constitución del país.
“Su artículo 91 ancla ese salario mínimo a las necesidades básicas del trabajador y de su familia. Ese aspecto pudiera ayudar a que el Estado comience a restablecer el valor del salario en función de la canasta básica familiar”, dijo Figueroa a la Voz de América.
Cerca de 1.000 dólares necesita un venezolano promedio al mes para cubrir las necesidades alimentarias, educativas, de salud y de servicios, entre otros asuntos, según investigaciones de un órgano dependiente del gremio de maestros, conocido como CENDAS-FVM.
Carlos Fernández, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), negó que haya contemplado tal monto.
“Nuestra propuesta en ningún momento ha incluido un monto”, dijo el pasado lunes durante una entrevista con Radio Fe y Alegría. “No hemos presentado una cifra”.
García desconfía de los rumores, sin embargo. “No son 50, ni 60, ni 100 dólares los que estamos exigiendo. Es (un aumento del salario) en función de la canasta básica familiar. Nos están sometiendo al exterminio con estos sueldos y la inflación”, afirmó.
Otras voces desde las centrales sindicales que participarán en la OIT han adelantado que llevarán varias propuestas a Nueva Esparta, que oscilan entre los 200 y 400 dólares.
Mientras, firmas privadas como Ecoanalítica advierten que el Estado venezolano no tiene suficientes ingresos para cubrir salarios en sus nóminas de 400 dólares como mínimo.
Hay varias fórmulas
Luis Crespo, economista y vicepresidente del gremio docente de la Universidad Central de Venezuela, propone establecer entre los gremios y sindicatos una “metodología” que permita acordar un salario que “recupere su poder de compra” en Venezuela.
Esos ingresos mínimos quedaron “pulverizados” luego de haber vivido 50 meses de hiperinflación entre noviembre de 2017 y febrero de 2022, así como una “inflación galopante” en el resto del año pasado, advierte el profesor universitario.
Los montos y revisiones futuras del salario deben elaborarse en lo que sus participantes han denominado “el diálogo social” entre el Estado, los empresarios y los trabajadores, con la asesoría técnica de la OIT, en Nueva Esparta, expresó Crespo a la VOA.
Uno de los primeros pasos debe ser, a su juicio, saber qué capacidad hay en el gobierno venezolano y el sector privado para “construir una propuesta” de salario mínimo.
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