La hiperinflación convirtió al salario mínimo en una medida inútil y, como si hiciera falta, las cifras sobre el costo de la canasta básica alimentaria del Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda), correspondientes a enero, lo vuelven a demostrar, al señalar que el poder de compra efectivo del ingreso mínimo legal fue de apenas 1,7% del precio del consumo básico familiar de alimentos.
En comparación con octubre, cuando regía un salario mínimo de 150.000 bolívares, el poder de compra del ingreso básico se ha reducido en 51%, a pesar del aumento reciente a 250.000 bolívares.
El salario mínimo de 250.000 bolívares en enero fue equivalente a solo 3,34 dólares al tipo de cambio oficial; sin embargo, el costo total de la canasta alimentaria fue de 199,42 dólares (Bs.14.937.625,29) a la misma paridad. El aumento fue de 81,1%.
Según el Cenda, una familia necesitó 60 salarios mínimos mensuales en enero para cubrir solo su cesta básica de alimentos. La organización señala que un grupo familiar cuyo ingreso promedio es de dos salarios mínimos integrales al mes (Bs.900.000) solo puede costear menos de dos días de consumo, a precios del primer mes del año, reseñó Banca y Negocios.
Un trabajador requirió, en consecuencia, un ingreso diario de 497.523 bolívares para exclusivamente alimentar a su familia, lo que significa que, en comparación con diciembre, hubiera necesitado un aumento salarial de 80,9%. En términos prácticos, en comprar un kilo de harina PAN se va 32% del salario mínimo y ni siquiera alcanza para comprar un cartón de huevos (Bs.281.000, promedio de enero).
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En un año, el poder de compra del salario mínimo de la cesta alimentaria básica cayó en 66%, al pasar de 5% en enero de 2019 a 1,7% en el mismo mes de 2020, a pesar de que este referente de ingreso laboral aumentó en 1.288%, al escalar de 18.000 a 250.000 bolívares, de acuerdo con la data del Cenda.
Enero, como lo atestigua el Índice Nacional de Precios al Consumidor de la Asamblea Nacional de 65,4%, fue un mes de aceleración de los precios; de hecho, los 11 rubros que mide la canasta alimentaria del Cenda aumentaron entre 36% y 121%, mientras que en diciembre esa oscilación fue entre 28,7% y 80,1%.
Las alzas más agudas se registraron en leche, quesos y huevos (+Bs.1.394.460,90 en promedio); carnes y sus preparados (+Bs.1.335.629,05); cereales y sus productos derivados (+Bs.1.140.363,65); frutas y hortalizas (+Bs.653.405,16); pescados (+Bs.652.381,36); grasas y aceites (+Bs.472.465,24).
La dolarización creciente de las nóminas en el sector privado no ha sido suficiente para contener el poder arrasador de la hiperinflación en el poder de compra de la población, con un efecto perverso de pérdida de rentabilidad del empleo formal, cuyas implicaciones sociales son muy graves, porque genera precariedad laboral, informalidad, inseguridad y delincuencia.
Lo más grave es que el gobierno, en lugar de procurar la recuperación del poder de compra del ingreso, a través de una estrategia seria y sustentable de reactivación de la economía, tiene años estimulando el clientelismo político a gran escala, a través de un asistencialismo precario e ineficiente que, como se ha demostrado, no resuelve la crisis social y, en buena medida, contribuye a consolidarla.
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