En 1965, inspirado por el vals peruano de Chabuca Granda y Luis Abanto Morales, a quienes conoció durante una visita al país andino, Armando Manzanero compuso “Adoro”, una de sus canciones más recordadas y un hito en su carrera que le dio fama mundial.
Reuters
El compositor la creó inicialmente siguiendo la sonoridad del vals criollo pero, al grabarla, la convirtió en una balada. Meses despúes, RCA Victor, uno de los sellos discográficos más importantes del mundo, la llevó a Europa, permitiendo que la obra se diera a conocer en países como Japón, Corea e Italia y consagrando a Manzanero como un prodigioso cantautor.
“Yo tuve la suerte de que lo mío todavía perdura”, dijo el artista a principios del 2019 en una entrevista con la revista de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP, por sus siglas en inglés).
“A mí todavía me tocó esa suerte, me tocó ese tiempo en donde las canciones tenían una vida larga. Ahora no, ahora todo es muy vertiginoso, de mucha velocidad. Sale una canción, desaparece, hay que sacar otra”, se lamentó.
El “maestro”, como le llamaban por cariño, falleció a los 85 años tras contraer coronavirus. Se había retirado a vivir desde hace algunos años a Aguascalientes, una ciudad ubicada en el centro de México, porque dijo que se sentía “muy a gusto”.
“Adoro” fue interpretada por voces como Juan Gabriel y Bronco en México, Graciela Susana en Argentina, David Bisbal, Alejandro Sanz y Plácido Domingo en España, Mina Mazzini en Italia y Simone en Brasil. Incluso, Manzanero la cantó en maya, la lengua ancestral de su natal estado Mérida.
La pieza fue una de las más de 50 canciones de Manzanero que alcanzaron fama internacional, pero apenas un puñado de las 400 que escribió a lo largo de sus casi 70 años de carrera ininterrumpida que lo llevaron a ser calificado como “el más importante compositor vivo de la música mexicana”.
Incluso, su amigo, el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, aseguró a mediados de la década de 1980 que Manzanero era “uno de los más grandes poetas actuales de la lengua castellana” luego de que fracasara al escribir un bolero: “es lo más difícil que hay”, confesó el colombiano.
“Somos novios”, “Contigo aprendí”, “Esta tarde vi llover” y “Novia mía” forman parte de su repertorio que, abordando las más variadas facetas del amor, se ganaron un lugar privilegiado entre la música romántica en español.
Los españoles Raphael y Rocío Durcal, las estadounidense Vikki Carr, Britney Spears y Christina Aguilera, la italiana Laura Pausini, la cubana Celia Cruz y su compatriota y amigo también fallecido José José, interpretaron sus canciones.
MOZART, CHOPIN Y TCHAIKOVSKY
Hijo de Juana Canché y Santiago Manzanero, un músico, el “maestro” nació en la capital del estado Yucatán el 7 de diciembre de 1935, el mismo año en que falleció Carlos Gardel. “Dios no se equivoca”, solían decir sus admiradores.
Su vínculo con la música se inició a muy temprana edad: a los ocho años empezó a estudiarla en la escuela de Bellas Artes de su ciudad. Posteriormente se mudaría a Ciudad de México para completar su formación.
A los 15 años, en 1950, compuso su primera melodía titulada “Nunca en el mundo” y un año después empezó su actividad profesional como pianista. A esa primera melodía le siguieron otras 400 que figuras de la talla de Frank Sinatra, Tony Bennett y Elvis Presley se empeñaron en cantar.
En 1965 se alzó con el primer lugar del Festival de la Canción en Miami con su “Cuando estoy contigo”. Dos años después, animado por un ejecutivo de la filial mexicana del sello RCA Victor, grabó su primer disco “Mi primera grabación”, donde destaca el romanticismo que lo caracterizara más adelante.
Y durante su primera gira por España, en 1968, el diario ABC le dedicó una página entera donde lo describió como “pequeño de estatura pero indiscutible coloso de la canción melódica”. A esa presentación le siguieron un torrente de éxitos que lo llevaron por todo el mundo cantándole al amor.
“El mejor idioma para el amor son las canciones (…) Así como los pulmones necesitan de aire, el romance necesita de una canción”, dijo en varias de las entrevistas que dio. Pero también despotricó contra el reguetón: “No creo que nadie pueda hacer el amor con una canción de Maluma”.
En 2014 Manzanero se convirtió en el primer mexicano en recibir un Grammy honorífico. Un año más tarde, la prestigiosa revista Billboard colocó dos composiciones suyas -“Esta tarde vi llover” y “Somos novios”- en su lista de las 50 mejores canciones de la historia de la música latina.
A pesar de haberle dedicado su vida al bolero, el músico pidió que no lo encasillaran como bolerista: produjo para el también mexicano Luis Miguel, ganó un Latin Grammy con Olga Tañón y otros artistas internacionales, fue presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) y tuvo un programa de radio por casi dos décadas consecutivas.
“Yo soy músico, yo fui músico y voy a morir músico. No especifico los ritmos ni nada por el estilo”, dijo en 2019.
“Todos mis lugares donde escucho música están impregnados de la música que yo estudié; yo soy de Mozart, yo soy de Chopin, yo soy de Tchaikovsky, yo soy de todos esos compositores que escribieron melodía”, agregó.
En 2014 se casó con Laura Elena Villa, su quinta y última esposa. Tuvo siete hijos y nunca dejó de componer: “No lo voy a dejar jamás en la vida”, aseguró recientemente.
Manzanero deja un vacío irreemplazable. Como dijo en 1997 el escritor mexicano, ya fallecido, Carlos Monsivais: “El sitio de Manzanero sólo podrá ocuparlo Manzanero”.
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