Nicolás Maduro ha vuelto a generar una cascada de reacciones con sus declaraciones. En este caso, el líder chavista se ha pronunciado después de que en Lima (Perú) hayan reinaugurado una estatua en honor al conquistador Francisco Pizarro. Maduro, que lo entiende como un acto «ofensivo para toda América Latina», no ha tardado en acusar al extremeño de «genocida» y líder de un «puñado de colonialistas criminales y ambiciosos». El mandatario venezolano, con un tono casi amenazante, se refiere a quienes han impulsado este acto como «neofascistas». «Vamos a ver quién va a poder más en el siglo XXI, si el fascismo recolonizador o la fuerza inmensa de los herederos de Sucre, Bolívar y los libertadores», recalca.
Por ABC
No es la primera vez que Maduro emplea este tipo de términos para definir a Pizarro. Pero este caso ha provocado un notable enfado en Extremadura, donde se han entendido las declaraciones del líder chavista como una «ofensa» a la historia de la comunidad. Tanto es así que la propia presidenta de la Junta, María Guardiola, ha mostrado su «rechazo» en ABC ante unas declaraciones que son «absolutamente ofensivas y distorsionadas», que «no buscan nada bueno» más allá de «enfrentar pueblos». La presidenta, de hecho, reivindica los más de 500 años de «hermandad» que unen a América Latina con Extremadura. «Condenar lo que nos une es un grotesco error», sentencia.
El Ejecutivo regional entiende que los improperios de Maduro no hacen sino reavivar una leyenda negra que desde Extremadura se intenta superar. «Reivindicamos nuestra historia con orgullo y con la convicción de que debe ser estudiada y analizada desde el rigor y sin filtros ideológicos», dice Guardiola.
Para comprender el enfado y el malestar en Extremadura hay que entender dos cosas. La primera, que Francisco Pizarro, natural de Trujillo (Cáceres) es considerado junto a Hernán Cortés uno de los extremeños más ilustres de la historia. Una historia que ahora, precisamente, el Gobierno autonómico quiere recuperar y poner en valor.
Reivindicación
El historiador Esteban Mira Caballos reconoce los avances que está haciendo, en este sentido, superando los años donde Extremadura ha tenido «ciertos complejos» y donde se ha evitado poner en valor una herencia histórica que parecía no apropiada para estos tiempos.
La Junta de Extremadura, de hecho, afronta esa conexión con América Latina como uno de los grandes retos de la región para este año 2025. Fue parte del discurso de la presidenta el Día de Extremadura y así se ha materializado con la puesta en marcha de la estrategia Extremestiza, que nace con el objetivo de poner en valor el patrimonio compartido entre Extremadura e Hispanoamérica.
El «mestizaje» es, en este sentido, uno de los términos que más repite el Gobierno regional, que ya trabaja en un calendario de eventos y actividades para reforzar estos vínculos más allá del charco.
Dentro de esa estrategia tendrá cierta importancia el propio Mira Caballos, recién nombrado miembro de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura y muy valorado por su posición americanista. Es una de las voces autorizadas en la región a la hora de hablar de conquistadores como Hernán Cortés o el propio Francisco Pizarro. El académico niega rotundamente que Pizarro fuese un genocida. «Si lo fue, lo hizo muy mal, desde luego», ironiza. Además, subraya que Extremadura no sería la que conocemos hoy sin América y viceversa. Por eso, entiende que, desde una óptica regional, toca volver a poner encima de la mesa la historia que precede a Extremadura y que marcaron personalidades como la del propio Francisco Pizarro.
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