Una venganza artística parece ser el motivo del virulento incendio provocado que se cobró ayer la vida de 33 personas en un estudio de animación de la ciudad japonesa de Kioto. A la espera de que la Policía revele más detalles, así se lo han avanzando este viernes a la agencia de noticias Kyodo fuentes de la investigación. El detenido, de 41 años, habría confesado en el interrogatorio que prendió fuego al estudio de Kyoto Animation airado porque le habían «robado una novela». Así lo reseña ABC.
Tal y como han relatado los testigos a los medios nipones, el sospechoso roció el edificio con gasolina y luego encendió un mechero mientras gritaba «¡Morid!» a las 70 personas que estaban trabajando dentro. De ellas, perecieron 33, muchas cuando intentaban huir por la escalera hasta la azotea, mientras que otras 36 resultaron heridas y están hospitalizadas. Debido a la estructura de este inmueble de 690 metros cuadrados, de tres plantas y con una escalera de caracol, las llamas devoraron el estudio de inmediato, sembrando el pánico.
Lee también: Irán desmiente que Estados Unidos destruyera uno de sus drones
Con quemaduras en la cara, el pecho y otras partes del cuerpo, el detenido está bajo custodia en el hospital y los agentes esperan a que se recupere para interrogarlo en profundidad. A tenor de su carné de conducir y otros datos, procede de la ciudad de Saitama, cerca de Tokio. Tras provocar el fuego, fue detenido rápidamente por la Policía, que encontró en el lugar cuchillos, un martillo y bidones de gasolina, que al parecer había comprado en una estación de servicio cercana.
«Hablaba como si estuviera lleno de resentimiento hacia el mundo entero. Parecía estar enfadado por el modo en que la Policía lo trataba, como si quiera expulsar su rabia pero no pudiera porque le dolía el cuerpo», señaló una mujer de 61 años que lo encontró en la puerta de su casa cuando llamó al timbre, informa Kyodo. Ataviado con una camiseta blanca y vaqueros, le sangraban los pies y hasta tenía algunas chispas en la ropa, que la mujer apagó con agua. «Parecía como si le guardara rencor a Kyoto Animation», añadió.
Fundado en 1981 y más conocido como KyoAni, de este estudio han salido famosos títulos del popular género anime como «K-On!», «Free!» y «La melancolía de Haruhi Suzumiya», que narra con los característicos dibujos manga de ojos enormes y colores chillones la vida de varias chicas de instituto.
La tragedia ha sobrecogido a la sociedad nipona, donde los aficionados al anime se han volcado con las víctimas y sus familias con una colecta mundial. Con la etiqueta #PrayForKyoani, mensajes de repulsa al ataque y apoyo a las víctimas inundan redes sociales como Twitter. Tal y como ha reconocido a la Prensa el presidente de Kyoto Animation, Hidaeki Hatta, la empresa había recibido amenazas de muerte por correo electrónico.
Japón es uno de los países más seguros, pero esta matanza es la peor de los últimos años. En 2001, otro incendio se cobró 44 vidas en la zona de diminutos bares y estrechos callejones de Kabukicho, en Tokio. Aunque la Policía no anunció la detención de nadie, cinco personas fueron condenadas por negligencia. En 2008, un fuego intencionado en un videoclub dejó 16 muertos en Osaka. A su autor la aguarda la horca, ya que los incendios con resultado de muerte están castigados con la pena capital en Japón. A la espera de descubrir el móvil, ese puede ser también el destino del detenido por esta matanza que ha conmocionado a todo un país y a su popular industria de animación.
Con información de ABC.