Un nuevo episodio de sangre sacude el conflicto en Nagorno Karabaj, donde dos soldados armenios fueron ejecutados por tropas de Azerbaiyán.
El video, que fue reportado por primera vez por el sitio web analítico Southfront, provocó la indignación de Artak Beglaryan, Ombudsman armenio en la región, quien en su cuenta de Twitter publicó una captura del clip con el mensaje: “Se publicó en las redes sociales un video que muestra cómo los militares de Azerbaiyán están humillando y matando a prisioneros de guerra, uno de ellos un civil anciano. Ya tenemos muchas pruebas sobre tales crímenes de guerra pero Azerbaiyán las rechaza. Aquí está la prueba”.
Las imágenes muestrana dos armenios, que están con banderas de su país atadas a sus cuellos y que son asesinados por una especie de pelotón de fusilamiento. Uno de los armenios es un hombre mayor.
El gobierno de Azerbaiyán, incluido su Ministerio de Defensa, afirmó que los armenios estaban compartiendo “videos falsos” que no estaban relacionados con el conflicto de Karabaj. Sin embargo, distintos expertos declararon que las imágenes son verdaderas. Además, las autoridades de Armenia ya identificaron a las víctimas: Benik Hakobyan, de 73 años; y Yuri Adamyan, de 25.
En tanto, el Consejo de Europa (principal organismo de control de los derechos humanos en el continente) afirmó que recibió el video e investigará los presuntos abusos contra los derechos humanos.
Por su parte, con una investigación in situ en la región de Nagorno Karabaj en octubre de 2020, Human Rights Watch (HRW) detectó cuatro incidentes en los que tropas de Azerbaiyán dispararon municiones de racimo, ampliamente prohibidas por el derecho internacional, en áreas residenciales.
“El uso continuo de municiones de racimo, particularmente en áreas pobladas, muestra un desprecio flagrante por la seguridad de los civiles”, declaró este viernes Stephen Goose, director de la división de armas de HRW y presidente de la Coalición contra las Municiones de Racimo.
“Las municiones de racimo nunca deben ser utilizadas por nadie bajo ninguna circunstancia, y mucho menos en las ciudades, debido al daño previsible e inaceptable a los civiles”, explicó.
Miembros de la reconocida ONG examinaron los restos de cohetes, los impactos y los restos de las submuniciones que explotaron y otras que fallaron en varios lugares de Stepanakert, el centro administrativo de Nagorno Karabaj. También estudiaron fotografías tomadas en la ciudad de Hadrut de un cohete y submuniciones que explotaron y una submunición defectuosa que no estalló, y hablaron con seis personas que presenciaron los disparos.
Residentes de Stepanakert dijeron a los investigadores que los ataques con municiones de racimo comenzaron la mañana del 27 de septiembre en una zona residencial a no más de 200 metros de la oficina del Comité Internacional de la Cruz Roja.
“Los niños empezaron a gritar y todo el mundo entró en pánico cuando las bombas empezaron a caer. Abrimos las ventanillas y vimos que los coches se estaban quemando. Vimos que tenían cositas rosadas que las hacían arder, así que corrimos al sótano”, contó una mujer de 69 años que al momento del ataque se hallaba en el cuarto piso de un edificio al lado de donde HRW observó decenas de impactos distintivos de las submuniciones M095.
Con información de Infobae
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