La lenta campaña de vacunación contra la covid-19 en Tailandia ante su peor ola de la pandemia está dejando rezagados a los apátridas, según una ONG local, aunque las autoridades aseguran que están trabajando para incluir a toda la población sin importar su estatus legal.
«El principal problema de la vacunación para las personas apátridas es el proceso de inscripción», dado que al no aparecer en los registros oficiales carecen de acceso al servicio público, señala a Efe Weera Yoorum, director en el norte de Tailandia para la oenegé The Mirror Foundation.
Unas 800.000 personas, según datos oficiales, viven en Tailandia como apátridas a pesar de haber nacido en el país y donde llevan residiendo desde hace generaciones, en su gran mayoría procedentes de tribus del norte y noreste del país.
El Gobierno del país, que actualmente sufre su peor ola de contagios y muertos durante toda la pandemia, ha implementado una errática campaña de vacunación, con reiterados fallos en el sistema de registro, y que ha carecido de una clara campaña de información, con numerosos mensajes contradictorios por parte de las autoridades.
Conforme a los datos publicados este jueves, alrededor del 4,5% de los casi 70 millones de habitantes del país han recibido la pauta completa con el suero fabricado por Sinovac o AstraZeneca.
Weera cree, según datos extraoficiales ante la dificultad de verificarlos por su carencia de registros, que menos del 1% de la población apátrida en Tailandia ha recibido al menos una dosis de la vacuna.
El Departamento de Control de Enfermedades reconoció que al principio había problemas en los hospitales para aceptar a personas sin identificación como los apátridas, pero que han solventado este obstáculo.
En declaraciones a Efe, una fuente del departamento señaló que apátridas o inmigrantes sin documentación tienen ya acceso al programa de inoculación, aunque admitió que el problema ahora es la falta de suficiente suministro de vacunas.
VACUNAS ALTERNATIVAS Y NUEVA OLA DE CONTAGIOS
El grupo de expertos sanitarios encargados del gestión de la pandemia anunciaron hoy que propondrán al gobierno -que se reunirá el viernes- la adopción de medidas más férreas contra el fuerte rebrote, vinculado en gran medida a la variante delta.
Este jueves se registraron 7058 nuevos infectados y 75 decesos por la covid-19, la cifra de fallecidos más alta desde el inicio de la pandemia, con lo que el total de casos asciende a 308.230 infectados, incluidos 2462 fallecidos.
Para aumentar el ritmo de la campaña las autoridades permitirán en los próximos meses a los hospitales privados importar e inocular vacunas de otras farmacéuticas como Moderna, a cambio de unos 100 dólares (85 euros) por las dos dosis.
Algunas apátridas con suficiente poder adquisitivo han reservado ya la vacuna en hospitales privados, pero la gran mayoría de ellos dependen de la ayuda de oenegés o asociaciones.
Por ejemplo, The Mirror Fundation tuvo que mediar para lograr la vacunación este lunes de un docente apátrida que trabaja en una escuela donde colaboran.
Otro ejemplo que comenta Weera es el de un apátrida infectado con la covid-19, que fue echado por el arrendador del apartamento que alquilaba en el centro histórico de Bangkok a raíz de su positivo y que además se encontró con la respuesta negativa al solicitar asistencia médica por parte de las autoridades.
«Funcionarios tailandeses dijeron que en ese momento no había cama disponible (en el hospital), o que necesitaban algunos documentos antes de poder proceder a ayudar», incide el activista sobre las dificultades con la que se topan sistemáticamente los apátridas.
A finales de junio, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) alertó en un informe del riesgo que supone para los países y el control de la pandemia dejar fuera a las personas apátridas de los planes de vacunación, y reclamó un mayor esfuerzo a los gobiernos para incluir a todas las personas.
«Dado que muchas personas apátridas ya se enfrentan a una exclusión y marginación generalizada, se deben abordar las barreras de acceso y se debe prestar especial atención a su situación», dijo la jefa de Protección Internacional del ACNUR, Gillian Triggs.
El activista tailandés, por su parte, pide al Gobierno de Bangkok que facilite la inclusión de todas las personas en la vacunación porque «todos tenemos el mismo riesgo de infectarnos y propagar la covid-19, así que todos deberíamos tener el mismo acceso a la vacuna». EFE
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