El cambio de mando de las Fuerzas Armadas de Brasil anunciado este martes fue un intento de los generales de desvincularse de las instituciones del gobierno de Jair Bolsonaro, pero no cambiará el apoyo y participación de los militares en la administración del presidente.
Esta es la evaluación de analistas políticos y especialistas en las Fuerzas Armadas consultados por BBC News Brasil.
Los cambios se producen un día después de la renuncia del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, reemplazado por el general Walter Braga Netto, que hasta entonces se encontraba al frente de la Casa Civil, considerado el ministro más importante del poder ejecutivo.
Este martes, se anunció que los comandantes Edson Pujol (Ejército), Ilques Barbosa Junior (Armada) y Antonio Carlos Bermúdez (Aeronáutica) dejaron la dirección de las instituciones.
La prensa informó que los tres generales se reunieron tras la renuncia de Azevedo y decidieron dimitir en apoyo de su colega.
Los generales estarían descontentos con los supuestos intentos de Bolsonaro de interferir políticamente en las fuerzas exigiendo un mayor apoyo de la cúpula militar al gobierno y sus frecuentes amenazas de ruptura con la democracia.
Por su parte, Azevedo afirmó que, mientras estuvo en el ministerio, conservó «las Fuerzas como instituciones del Estado». El discurso fue visto como una crítica a los intentos de Bolsonaro de «politizar» los cuarteles.
«Gobierno extremadamente militarizado»
La salida de los militares fue vista como un acto de protesta por el despido de Azevedo.
Esta es la primera vez que tres comandantes de las Fuerzas Armadas abandonan sus cargos al mismo tiempo por desacuerdo con el presidente de Brasil.
Para Juliano Cortinhas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UnB), la dimisión de los comandantes no debe interpretarse como un «desembarco» de las Fuerzas Armadas del gobierno de Bolsonaro.
«No es porque los tres generales y el ministro Azevedo renunciaron que los 6.000 militares, en activo y en reserva, dejarán sus puestos de gobierno, sus departamentos funcionales y los sueldos que reciben», añade.
«Hubo un desacuerdo en un punto, pero el gobierno seguirá extremadamente militarizado y con el apoyo de las Fuerzas Armadas que tiene desde el inicio», dice Cortinhas
Se estima que alrededor de 6.000 militares ocupan cargos en diferentes áreas del gobierno de Bolsonaro, como dirección de ministerios y en el liderazgo de empresas estatales.
Uno de los ejemplos más conocidos es el de Eduardo Pazuello, general en actividad del Ejército, quien durante diez meses estuvo al frente del Ministerio de Salud durante la pandemia del covid-19.
Su manejo, considerado desastroso, estimuló el uso de medicamentos sin eficacia científicamente probada y está siendo investigado por omisión durante la escasez de oxígeno hospitalario en Manaos, en enero de este año.
Pazuello asumió el cargo bajo elogios por su supuesta competencia en logística, pero cuando dejó la cartera, Brasil ya había registrado más de 270.000 muertes por covid-19 y la vacunación contra la enfermedad avanzaba a un ritmo lento.
Ahora, con el cambio de mando de las tres fuerzas militares, se teme que los nuevos comandantes puedan embarcarse en la retórica de ruptura con la democracia que ha utilizado Bolsonaro en los últimos años.
Siga leyendo en BBC
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.