El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, expresó este miércoles su deseo de que la «larga» transferencia del poder en Estados Unidos, donde la inauguración del presidente electo, Joe Biden, no tendrá lugar hasta el próximo 20 de enero, sea una transición «sin baches».
EFE
En un debate con el Parlamento Europeo sobre el resultado de las elecciones en Estados Unidos, Borrell señaló que se debe «acoger positivamente» el compromiso de Biden para «restaurar la unidad y el respeto por las normas e instituciones democráticas y para trabar con los aliados una asociación auténtica».
«En momentos críticos como los que estamos viviendo, una asociación transatlántica sólida es de vital importancia. Estamos listos para cooperar rápidamente con la nueva administración, pero para eso todavía tenemos que esperar hasta el 20 de enero. Como saben muy bien, hay una transición bastante larga por delante, esperemos que no sea una transición con baches», señaló.
Borrell explicó que la Comisión Europea ha mantenido hoy mismo su primer debate sobre cómo «gestionar esta nueva era» en la relación con Estados Unidos tras cuatro complejos años con la presidencia de Donald Trump.
«No es un secreto que en los últimos cuatro años nuestra relación se ha complicado. Tengo ganas de volver a un diálogo franco -aunque en realidad el diálogo siempre ha sido franco- y a plantear estrategias y darles los recursos necesarios para posibilitarlas», dijo Borrell.
El alto representante subrayó que EEUU y la UE deben afrontar juntos retos como reenergizar su cooperación en foros multilaterales, como Naciones Unidas; abordar las dificultades que atraviesa la Organización Mundial del Comercio, reforzar la labor de la Organización Mundial de la Salud en plena pandemia o acelerar la acción climática.
«Es una agenda ocupada y nuestra capacidad para desarrollar esta asociación estratégica será más eficaz si ambos socios son fuertes y comprometidos y, por supuesto, si aquí en Europa hablamos con una sola voz cuando nos relacionamos con el nuevo presidente, la nueva Administración y el nuevo Congreso», añadió.
El diputado popular Michael Gahler dijo que esperaba que Biden «cumpla sus compromisos con el sistema multilateral basado en normas», mientras que la socialista Kati Piri aplaudió que tanto Biden como su vicepresidenta electa, Kamala Harris, usaran sus primeros discursos para hablar «del pueblo y no de sí mismos, de sus planes en lugar de sus egos».
«Nuestros amigos de EEUU han demostrado que los demócratas pueden vencer a los autócratas, los hechos a las noticias falsas y la esperanza al miedo», añadió Piri.
Desde las filas liberales, Hilde Vautmans apuntó a que la sensación de alivio que siente Europa ante la elección de Biden «no es una estrategia» e insistió en que EEUU «no va a venir a resolver nuestros problemas, y no deberíamos vivir nuestra vida al ritmo de su democracia».
Ska Keller, de los Verdes, advirtió de que, «aunque Trump tiene que irse, el trumpismo tiene mucho apoyo», y recordó la importancia de movimientos como «Black Lives Matter» a la hora de asegurar valores como la democracia y el Estado de derecho.
Desde la Izquierda Unitaria, Martin Schirdewan pidió «reflexionar» sobre el hecho de que el margen de la victoria de Biden haya sido relativamente estrecho e instó a buscar soluciones para una sociedad partida en dos.
La diputada de la ultraderecha de Identidad y Democracia Mara Bizzotto se salió de la línea generalista del resto de partidos y propuso «quitarle a (Barack) Obama su premio Nobel y dárselo a Trump», mientras que el de los Conservadores y Reformistas Angel Dzhambaki, por su parte, señaló que el resultado de las elecciones «no lo determinan los medios» y pidió esperar a que sea oficial para hacer felicitaciones.
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